Despedimos al Maestro Michael Mahoney * (1946- 2006)
Ha sido una de las figuras más destacadas de los desarrollos teóricos en psicoterapia de los últimos 30 años, perteneció al grupo de la revolución cognitiva, desarrollando luego importantes aportes constructivistas. Fue autor y editor de 20 libros, e innumerables trabajos. Su labor incluyó un amplio rango de intereses: temas teóricos y filosóficos, cognición, psicología del yo, autocontrol, procesos en el desarrollo humano, procesos psicoterapéuticos, psicología de la ciencia, salud y psicología del deporte y ciencias de la complejidad. En el prólogo de su último libro se dice de él:
«Las zonas donde coloca su mano de escritor son profundamente humanas, y son alcanzadas sólo por un sabio con una intuición científica esencial y una humildad sin límites»
Lic. Sara Baringoltz, Directora del Centro de Terapia Cognitiva, Buenos Aires, Argentina
Entrevista a Michael Mahoney (*)
En este diálogo Michael Mahoney, reconocido terapeuta cognitivo, autor de uno de los libros más abarcativos y fundamentados sobre el cambio humano (1), nos cuenta acerca de la inclusión de las emociones del cliente y del terapeuta en el marco de su concepción de la psicoterapia; entremezclando en el relato, casi imperceptiblemente, su historia personal y sus ideas teórico-clínicas. Reproducimos esta entrevista como parte de nuestro homenaje a su obra, tras su reciente fallecimiento.
Perspectivas Sistémicas: La vinculación de la emoción con la persona del terapeuta no es un tema del que se ocupaba tradicionalmente un terapeuta cognitivo. ¿Podría explicarnos su actual trabajo en relación a la persona del terapeuta y a los contenidos emocionales en la terapia?
Michael Mahoney: Tal vez esto tiene que ver con una cuestión de denominaciones e identidades. Para mucha gente soy considerado un cognitivista y tal vez lo soy pero el significado de la palabra cognición para mi ha cambiado mucho. Desde el desarrollo de mi comprensión sobre las ciencias del cerebro (la neurología, la integración cuerpo- cerebro, etc.), sumado a la perspectiva constructivista, surge un concepto más amplio del significado de cognición, emoción y conducta. Por eso mi interés en las emociones de los terapeutas en general, no sólo cognitivistas, quizás proviene en parte de reconocer personalmente que mi terapia era diferente cuando mi enfoque consistía únicamente en trabajar la relación entre la conducta y los pensamientos del cliente. Hubieron muchas experiencias con clientes donde el mensaje de ellos era claro, lo que ellos querían que yo escuche y comprenda eran sus emociones. Y, consecuentemente, en el proceso de ingresar en su mundo, en la vida emocional de los clientes, estuve, a la vez, ingresando en mi vida personal.
PS: ¿Qué fue lo que cambió en su terapia cuando pasó del módulo «cognición y conducta» a integrar las emociones?
MM: Es interesante porque en un primer momento pensé que tu pregunta se refería a lo que ocurrió en mi vida personal. Ambos procesos de cambio están enlazados porque personalmente viví una serie de revoluciones de mi self, de mi vida y mi trabajo algo parecido a lo que se denomina oscilaciones, es decir expansiones y contracciones, de una manera muy similar a mis clientes que describían algo parecido en sus vidas personales. Los cambios consistían, por ejemplo, en un aumento de mi capacidad de prestar atención tanto a mi experiencia como a la experiencia del cliente, tal vez no en el mismo momento, pero en una danza más fluida, más rápida, con la posibilidad de sentir más de un ritmo y con mayor respeto hacia los momentos, en silencio, sin la necesidad de decir algo profundo o directivo o simplemente decir algo. Además un crecimiento de mi respeto sobre la dimensión tácita. Este es un concepto de Michael Polanyi y en relación a este él ha dicho: «Sabemos más de lo que podemos decir». En mi experiencia es un r espeto a los procesos en las fronteras de mi conciencia, tal vez, llamados intuición, no se me ocurre alguna palabra indicada, pero es un respeto por los procesos más sabios, quizás, que mi intelecto.
PS: En la clínica, específicamente a nivel técnico, ¿cambió su manera de hacer terapia? ¿cómo utiliza las emociones como herramienta técnica?
MM: En primer lugar es importante aclarar que al empezar mi formación mi creencia consistía en pensar que todos mis clientes necesitaban estar «más emocionados» debido a que este era mi «descubrimiento». Poco a poco desarrollé un respeto hacia las etapas y los diferentes niveles. Un cliente, por ejemplo, necesita gran autocontrol sin necesidad de tener que expresarlo emocionalmente y otros necesitan expresar emociones. Un ejemplo que me parece claro es con clientes en que es evidente que las emociones cumplen un papel de importancia, en depresiones, trastornos de ansiedad; donde la energía de la emoción está presente sin la expresión y con estos clientes lo que hago es, paulatinamente expresarme de este modo: «En este momento no sé como usted se siente, pero yo siento una gran ambigüedad, una confusión que puedo sentirla aquí, un poco en mis brazos, tal vez Ud. pueda ayudarme a entender lo que estoy sintiendo». De este modo, involucro, por medio de esa invitación, la apertura de mis sentimientos en la terapia.
PS: ¿Hubo algo en particular que sintió Ud. en determinado momento para conectarse con las emociones?
MM: Un terapeuta de California, no era mi terapeuta personal, humanista y existencialista que se llama James Bugental; uno de los pioneros del movimiento humanístico, con Maslow, Rogers y May, ahora tiene ochenta años y fui a un taller suyo en el que su presencia como persona, su autenticidad y su comodidad con sus emociones fue muy poderoso, fue una experiencia de liberación para mi. Después con más experiencia asistí (en principio con gran escepticismo) a talleres en la terapia del cuerpo. Hay diferentes explicaciones, estoy trabajando en este momento en un libro que se llama el cuerpo en la psicoterapia. Pero mis experiencias fueron poderosas. Creo que en el siglo que viene se producirá una integración de las psicoterapias de insights, (es decir, verbales) y las corporales.
Es importante para mi compartir con Uds. que la experiencia de trabajar con y desde mis emociones fue difícil; fueron muchos momentos de desafío porque mi familia es católica y de origen irlandés, allí no era posible expresar nada. Por eso es una aventura que para mi continúa.
PS: En su libro «Human change processes» («Procesos de cambio humano») llama la atención la profundidad de abstracción teórica en relación al tema de las emociones.
MM: Es interesante porque tardé diez años en escribir ese libro. Los últimos capítulos, en relación a la experiencia terapéutica de los clientes, del terapeuta, de los procesos de cambio fueron escritos en menos de dieciocho meses, muchísimas horas al día trabajé en ellos y siempre parado, no sentado porque la energía era tanta que debía moverme. En cambio, demoré ocho años y medio para escribir la parte más teórica y recopilar, leer e incorporar la bibliografía escrita sobre el tema.
PS: ¿Alguna vez un paciente le hizo alguna observación personal que le sirviera mucho en ese mismo proceso?
MM: Sí. Por ejemplo, al estrecharme la mano: «Doctor, Ud. es un hombre simpático», o con lágrimas, comentarios sobre mi persona que eran muy conmovedores. Tuve dificultad en escucharlos ya que me había resultado difícil decirles a esos mismos pacientes determinadas cosas y no me parecía que pareciese una persona buena o simpática para ellos.
Mi vida es un misterio porque yo estuve en lugares y con personas, con muchísimas oportunidades, por ejemplo con Bandura, en el comienzo de la revolución cognitiva, con Beck y Ellis, con Guidano, conocí a Skinner, a Milton Erickson, conozco a Víctor Frankl, personas muy poderosas en el mundo de la psicoterapia y oportunidades que no sé por qué las tengo, ventanas para crecer y a pesar de conocer a todos ellos como profesores, amigos, colegas, siento que las lecciones más importantes de mi vida fueron momentos con pacientes, en silencio, cuando los dos estamos solos en un edificio, en una noche en crisis, compartiendo la dificultad, la complejidad y la por momentos dolorosa aventura de la vida. Fueron las lecciones más fuertes en mi memoria.
(*) Michael Mahoney, Ph. D. fue profesor y director de entrenamiento clínico en Psicología en la Universidad de North Texas. Es autor de doce libros y numerosos artículos científicos.
(1) «Human Change Processes: the scientific foundations of psychotherapy» , Basic Books, 199. («Procesos de cambio humano: los fundamentos científicos de la psicoterapia»)
Otro artículo del entrevistado en Perspectivas Sistémicas N° 38
En: Perspectivas Sistémicas N° 46 (agotado), año 9, mayo/junio 1997, pp. 6 y 7.