Violencia Familiar en México:Experiencias en su prevención y tratamiento 

Este trabajo del Dr. Maldonado, maestro internacional argentino de terapia familiar, residente en México, profesor fundador del ILEF (Instituto Latinoamericano de Estudios de la Familia, México) fue presentado en el III Congreso Internacional de Educación «Del Conflicto y la Violencia a la Convivencia y la Paz». Este evento se llevó a cabo el 14, 15 y 16 de Agosto del corriente en la Universidad Católica de Santa Fe. 

(De izq. a der.) Arturo Varchevker, Ignacio Maldonado, Celia Falicov y Carlos Sluzki, durante un avistaje de ballenas en el encuentro de Santa Bárbara (Cal., USA)

Introducción

Voy a referirme a los aprendizajes y reflexiones a partir de tareas de apoyo a políticas de prevención y tratamiento de la violencia familiar del Gobierno del Distrito Federal.

Como contexto, mencionaré tres circunstancias en la vida de México: el terremoto de 1985, el alzamiento zapatista de 1994 y la derrota del PRI en 2000; las tres han sido determinantes para hacer posibles las políticas que en materia de violencia familiar ha desarrollado el gobierno del Distrito Federal en los últimos años.

Las principales acciones que se han generado en esta materia, principalmente a partir de la Ley de Asistencia y Prevención de la Violencia Familiar para el Distrito Federal (1996), son: la creación del Consejo para la Asistencia y Prevención de la Violencia Familiar, de las Unidades de Atención a la Violencia Intrafamiliar (UAVIF), del Centro de Atención a Víctimas de Violencia Intrafamiliar (CAVI), el servicio de información de LOCATEL, el Albergue para mujeres que viven violencia familiar, los Centros de Atención a la Mujer (CIAM), el Registro de instituciones que trabajan la violencia, entre otros, así como los avances en el Código Penal para el Distrito Federal (1999) que establece tipos penales para la violencia familiar.

Su marco teórico incluye una visión sensible al género y el reconocimiento de un desequilibrio de poder que existe no sólo entre hombres y mujeres, sino también entre los miembros de la familia de distintas generaciones, desequilibrio que está en la génesis de la violencia familiar.

Tipos de Violencia:

Nos ocupamos de violencia familiar en un sentido amplio: física, sexual, económica, negligencia, emocional, etc. Sin embargo, como especialistas en salud mental, la violencia emocional debe atraer especialmente nuestra atención. La violencia emocional se expresa en métodos de sometimiento y control que se basan en terror, amenazas, insultos y otras actitudes, palabras o acciones que lastiman la dignidad del otro.

Desde la Terapia Familiar Sistémica, los mecanismos detectados que implican ejercer violencia emocional, son: la descalificación, (invalida la comunicación), la desconfirmación, (invalida la persona), el doble vínculo, la mistificación, (Laing), el hechizo, (Perrone), y otros. En México la ley incluye a la violencia emocional, pero muy pocos tienen los conocimientos que permitan describirla, y menos, legislar sobre sus efectos.

El Equipo y su tarea:

El equipo al que pertenecemos es el Centro de Atención a la Violencia Doméstica del Instituto Latinoamericano de Estudios de la Familia (CAVIDA-ILEF). ILEF inició sus actividades en 1982 y se ocupa de capacitación de terapeutas familiares, investigación y asistencia. 

CAVIDA, uno de los proyectos especiales de ILEF, inició su trabajo hace algunos años en el área de la violencia. Hemos tenido la oportunidad de colaborar en los últimos años, como grupo no gubernamental, con el gobierno del Distrito Federal. A partir de esta experiencia, queremos describir parte de nuestro aprendizaje para indicar hacia dónde creemos que deben apuntar las acciones futuras con base en lo que el gobierno de la Ciudad ha construido, con apoyo de los organismos no gubernamentales. 

Una colaboración de Cavida es el trabajo en diversos Centros Comunitarios. Este consiste en tareas de prevención, la atención directa a familias y la capacitación del personal, en donde aplicamos los elementos teóricos que expondremos mas adelante. Nos propusimos un trabajo que rebase el nivel clínico y terapéutico, convirtiéndolo en la base de un trabajo educativo y de promoción comunitaria y multiplicadora más amplia. Si extendemos esta atención a familias de escasos recursos en un lugar cercano a su comunidad, a su red, estaremos contribuyendo a desarrollar la cultura de la salud mental comunitaria en el propio ámbito de los involucrados. Además de la atención directa a familias, también desarrollamos el trabajo preventivo sobre violencia en la organización y coordinación de diferentes grupos terapéuticos y psicoeducativos: grupo de adultos mayores, grupo de masculinidad, grupo de mujeres, grupo de prevención de la violencia infantil a través de la estimulación temprana y el masaje, entre otros. Con estos grupos desarrollamos dos actividades relacionadas con la prevención de la violencia familiar: detección temprana, y colaboración en la construcción de redes.

Encuadre Teórico:

Carlos Fuentes cita a un sindicalista checo, quien a propósito de la transición en su país, dijo: «Para enfrentar una dictadura, es necesario tener pocas ideas teóricas claras y muy firmes, y una gran flexibilidad en la manera de aplicarlas«. Yo creo que esos comentarios son aplicables a nuestro trabajo con casos de violencia familiar. Las familias en las que se dan los casos de violencia familiar tienen elementos en común con las dictaduras: ideas rígidas, falta de tolerancia, falta de respeto por las diferencias, fomento del aislamiento entre los sujetos y grupos, posiciones inequitativas, etc. 

Principio básico y premisas éticas en nuestro trabajo:

Partimos de la concepción de la violencia como el ejercicio del poder que afecta negativamente la libertad y la dignidad del otro (Foucault). Ese otro generalmente se encuentra en un estado más vulnerable del que somete, ya sea por su sexo, edad, fuerza física, clase, etnia, relación de parentesco, etc. Este sometimiento utiliza métodos que generalmente causan grave daño físico o emocional en quien se ejerce. Siguiendo la distinción de Foucault, cuando existe un ejercicio del poder, el otro tiene posibilidad de reaccionar, cuando lo que se ejerce es el dominio, no hay posibilidad de reaccionar, y en estos niveles de violencia estarían las víctimas de la tortura, casi siempre, y las poblaciones en situación de pobreza extrema.

Nuestras premisas éticas y terapéuticas comprenden los principios de transparencia, multiparcialidad y el reconocimiento del doble papel que jugamos como terapeutas y como agentes del control social. Manifestamos el rechazo a la violencia en todas sus manifestaciones (física y emocional) como forma relacional, y, siguiendo lineamientos de Virginia Goldner, insistimos en la responsabilización de los involucrados: quien ejerce la violencia debe responsabilizarse por su agresión y quien la recibe, si es adulto, debe responsabilizarse de su cuidado personal; los adultos deben asumir la responsabilidad de los miembros más vulnerables de la familia. De estas posturas éticas y teóricas emana el respeto a la diversidad y una visión tendiente a resaltar los recursos de las personas y las familias.

Marco Teórico:

Coincidiendo con autores como Virginia Goldner, Marcia Sheinberg, y muchos más, utilizamos umarco multidisciplinario. Aunque en dicho marco incluimos disciplinas como psicoanálisis y desarrollos de M. Foucault, pensamos que los dos cuerpos de conocimientos principales son TGS y Socioconstruccionismo. Sé que estos conceptos son conocidos de todos ustedes; sin embargo, voy a hacer algunos comentarios en relación con aspectos polémicos de estas teorías.

Teoría General de los Sistemas

La teoría general de los sistemas es una metateoría tal como la describió von Bertalanfy, pero es fundamentalmente un nuevo paradigma. Es, además, un lente, entre otros, a través del cual la familia aparece como una totalidad inserta en un sistema mayor, el contexto social, en donde se localiza el origen principal de la violencia familiar, por ello se infiere que es en el mismo contexto de las relaciones sociales-familiares que los actores pueden encontrar mejores maneras de relacionarse, que les permitan crecer y autoafirmarse sin someter a otros.

La teoría general de sistemas ha recibido críticas en sus aproximaciones a ciertos problemas sociales como el de la violencia. Sin embargo es importante señalar que estas críticas se deben a lecturas funcionalistas de la teoría, ya que lecturas dialécticas distinguen la idea de sistemas abiertos, sistemas con más complejidad en sus interrelaciones, más que una sumatoria de sistemas recortados. La lectura dialéctica toma en cuenta sistemas como la ideología y el sistema de creencias. Asimismo, en la teoría sistémica es fundamental el concepto de jerarquía, aunque la circularidad esté siempre presente. La idea de jerarquía es indispensable para distinguir el peso diferente entre la responsabilidad del abusador y del abusado. La terapia familiar sistémica resulta económica, abarcativa, multiplicadora y preventiva en la medida que permite observar, en toda su complejidad, a todo un sistema a la vez, y de ser necesario apunta a la reconstrucción y participación de las redes sociales que son las que pueden consolidar los cambios favorables de los sistemas familiares.

Consideramos que la institución familiar es depositaria de la violencia en sus múltiples formas, la vive, la reproduce, la genera, la sufre, pero también, de acuerdo a nuestra experiencia, la familia como sistema es capaz de encontrar nuevos y distintos cauces a sus dificultades, que permitan desarrollarse a cada uno de sus miembros de manera más sana. Una intervención sistémica atiende a las secuencias transaccionales, especialmente a los circuitos retroalimentadores que aparecen como «causa» inmediata de las escaladas de violencia, así como el proceso relacional entre la pareja, la familia extensa y otros servicios sociales que constituyen el sistema que mantiene al problema. Sin embargo, aunque la terapia familiar sistémica haya enfatizado tradicionalmente la causalidad circular, no debe perderse de vista la existencia de jerarquías, así como las diferencias sociales basadas en el poder; esto significa que no todos los elementos de un sistema tienen la misma responsabilidad en las interacciones violentas…

Nota

(*) El artículo completo fue publicado en el nº 78 de Perspectivas Sistémicas

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