Ideaciones de Vida
«Había que convertir el aprendizaje en una educación para el amor…
Sima Nisis*, del prólogo de El Sentido de lo Humano
nos resultaba indispensable luchar contra todo cuanto
había desnaturalizado irreverentemente al ser humano…
La derrota de la soledad era una cuestión básica…»
Dicen que el peor de los terrorismos relacionales es hacerle creer al otro que es su punto de vista el que estamos expresando: «para qué tanto esfuerzo para estudiar eso si no te va a servir para nada más adelante. Lo que vos necesitas en realidad es…». Desde nuestro mapa cognitivo, desde nuestras creencias más arraigadas, tomando en cuenta nuestras propias emociones, inventamos al otro y «por su propio bien», le decimos lo que tiene que hacer, sentir y pensar. Tal vez el otro por razones personales («el pobre a veces no sabe lo que quiere»), se oponga. Y entonces, si tenemos el poder de convicción suficiente o disponemos de la posibilidad de ejercer la fuerza o la presión necesaria, nosotros se lo impongamos. El mundo debe ser «mejorado», «salvado», «purificado» y «democratizado» a cualquier costo y por cualquier medio. Si el individuo que expresa estas palabras es un paciente psicótico bajo tratamiento psicoeducativo-psiquiátrico la situación está bajo control y el riesgo social es mínimo. Si el que se expresa de esta manera es un carismático líder religioso o el jefe de una importante organización terrorista, el peligro que se cierne sobre nuestra sociedad es mucho mayor. Y si se trata del mandatario de una gran potencia militar desencadenando una guerra unilateralmente y/o ignorando los acuerdos internacionales para reducir la contaminación ambiental (siendo, por otra parte, el mayor responsable de la misma), las consecuencias pueden ser catastróficas. La historia nos ha dejado grandes lecciones al respecto.
Estudios recientes llevados a cabo por investigadores de distintos países cuestionan seriamente la premisa del estereotipo idílico del joven lleno de esperanza y alegría por la vida y dispuesto al triunfal despliegue de sus potencialidades. La Dra. Lourdes Eguiluz, nos introduce cruda y rigurosamente en un tema casi tabú, poco desarrollado hasta el momento: la ideación y el acto suicida entre los jóvenes. Publicaciones científicas y medios masivos comienzan a mostrar una visión de nuestros adolescentes, de nuestra juventud, entramada en un mundo que los asusta, que les propone paraísos artificiales a partir de productos nocivos para su salud y sin referentes públicos que les trasmitan modelos de vida, de convivencia respetuosa, confiables y por lo tanto, esperanzadores. Nuestra colega mexicana, investigadora universitaria, nos introduce en el conocimiento del clima social familiar, y sobre todo de la falta de cohesión familiar que favorece la aparición de la ideación suicida que precede y conduce al acto suicida. También y simultáneamente, nos propone como prevenirlo y como tratarlo.
Ignacio Nacho Maldonado, terapeuta familiar de larga trayectoria, se expresa de esta manera: «…La institución familiar es depositaria de la violencia en sus múltiples formas, la vive, la reproduce, la genera, la sufre pero también, …la familia como sistema es capaz de encontrar nuevos y distintos cauces a sus dificultades que permitan desarrollarse a cada uno de sus miembros de manera más sana». Su valioso trabajo preventivo asistencial sobre la violencia familiar incluye reflexiones teóricas e intervenciones clínicas sobre todo el ecosistema comunitario (familia extensa, escuela, iglesia, sindicato), respetando naturalmente, la ideología y la cultura en la cual se hallan inmersas las familias que lo consultan. Su objetivo es prevenir la violencia y construir la paz a través de una metodología muy concreta que pone especial énfasis en el cuidado del operador.
Siguiendo la línea de estos interesantes aportes, la Dra. Ravazzola, reconocida terapeuta familiar, nos cuenta cómo participa en México, en el programa de Democratización de las Relaciones Familiares. Experta en temas de género, diversidad y violencia familiar, enseña a no imponer soluciones sino a generar cambios en el marco de un diseño de conversaciones colaborativas en la búsqueda de relaciones más democráticas, donde los consultantes son escuchados y validados y los profesionales trabajan sus actitudes, creencias y prejuicios en relación a los mismos.
Tal vez el aprendizaje del amor requiera aprender a relacionarnos cooperativamente para resolver el dilema de: una vida personal que consigue la perfecta autonomía y se desentiende de la opinión de los demás o el de una búsqueda con los otros que le otorgue significado a nuestros hallazgos y le de sentido a nuestras metas.
Hasta la próxima lector/a,
Claudio Deschamps
* Sima Nisis, catedrática chilena, especialista en Modificabilidad Estructural Cognitiva y colaboradora del libro «El Sentido de lo Humano» de Humberto Maturana (Ed. Granica).