Ema Berardo: Los abogados que ejercíamos derecho de familia, nos comenzamos a preguntar qué respuestas le estábamos dando a la gente. Por mejor que esto se resolviera, les entregábamos la conclusión de un proyecto vital: el divorcio; les ofrecíamos un juicio contradictorio en donde obligábamos a una mamá a entregar a un chico a un régimen de visitas. La consecuencia de esto, por mejor sentencia que se hubiese otorgado, a través de un buen funcionario, era el incumplimiento posterior y, en los primeros días del mes de febrero, los teléfonos sonaban por los incumplimientos de las cuotas alimentarias, o por la demora de la entrega de las criaturas a la vuelta de las vacaciones. En consecuencia, cuando nos reuníamos en la asociación de abogados, nos decíamos ¿qué estamos haciendo? Sinceramente, no le dábamos una buena respuesta a la gente. Entonces, un grupo de abogadas comenzamos a pensar que podía haber algún abordaje distinto y que tal vez no estaba solamente en el Derecho. En ese momento, en 1986, vino a la Argentina Florence Kaslow y nos informó sobre la existencia de la mediación para determinados temas. Así comenzó el movimiento para incorporar esta disciplina y otras disciplinas afines, a nuestro trabajo con las familias.
Resultó un camino bastante difícil. Los colegas nos derivaban los divorcios porque nos percibían como abogados «con paciencia», abogados que básicamente acompañábamos y escuchábamos, entendíamos el proceso vital, ya sea de la familia o del momento en el cual ésta se encontraba inmersa. El principio era no llegar a un juicio si no estaban verdaderamente maduros dentro del ciclo vital, quizá había que hacer la consulta en un espacio terapéutico, o sea ir acompañando este proceso que la gente iba transitando. Finalmente, comienza formalmente la mediación y muchos abogados viajamos a Estados Unidos para formarnos primero en mediación, y luego algunos fuimos a seguir el aprendizaje en el MRI (Mental Research Institute de Palo Alto). Adriana Wagmaister y yo, tomamos contacto con la teoría de la comunicación y con todo lo que significaba la teoría y la práctica sistémica. A raíz de esto, comenzamos a trabajar interdisciplinariamente, concretamente en el abordaje de la familia, hasta que algunos decidimos dedicarnos exclusivamente a la mediación. En mi caso, abandoné la práctica de la abogacía hace ya diez años y hace casi tres años que empecé a incluir el tema de violencia.
Dado que éste es un ministerio político, el director que tuvimos en su momento, proponía la mediación únicamente para el conflicto público. En ese momento, le pregunté que tenía pensado para la familia del tercer milenio. El se sorprendió porque consideraba básicamente en la cuestión política, pública y mi planteo fue:
— «Y esta familia del tercer milenio ¿le preocupa?, ¿le preocupa la familia ensamblada, tan numerosa en nuestros días?, ¿el problema de abuelos?, ¿el problema de la violencia?, ¿todo lo que económicamente la exclusión ha traído, y la violencia instalada en la familia…? A partir de esto me encomendó conducir un proyecto de investigación en el cual se determinaría en qué situaciones se aplica la mediación como herramienta de resolución de conflictos.
Violencia: Diferencias con la perspectiva de género y los tres saberes
La violencia familiar es un tema bastante cuestionado desde la perspectiva de género porque pregunta si la mediación puede realmente ser un espacio para una familia atravesada por la violencia. Algunas doctrinarias del género afirman que la mediación replicaría el mismo espacio confidencial y privado donde la escena o el acto de la violencia se produce, con lo cual no sería aconsejable su uso. Por supuesto, cuando la gente de género hace este tipo de comentarios, está tomando al mediador como un operador poco experimentado, como un amigable componedor. Esta visión se revierte desde la doctrina nor-teamericana sobre la mediación y hoy en Estados Unidos, confirmado en el foro mundial, con la gente de Washington D.C., ellos están teniendo desde el tribunal, dentro de lo que ellos llaman el multidoor, la capacidad para evaluar el ingreso de los casos relacionados con el tema de violencia. A partir de la percepción de la casuística que se da en nuestro país, decidimos ocuparnos del tema. No había registro sobre este aspecto familiar, no se preguntaba en la admisión si había actos de violencia, entonces, el hecho violento irrumpía en el trabajo de las audiencias de mediación, con lo cual, el operador desde el ámbito jurídico se encontraba con una situación de cierta peligrosidad en el medio de la audiencia. Entonces le propuse a Irene crear un dispositivo de seguridad, averiguando en la admisión si verdaderamente esta familia había tenido experiencias con la violencia. Encontramos que, en muchos casos, ya habían pasado por la justicia, habían realizado tratamientos psicológicos, habían estado en hospitales y sin embargo, la familia seguía repitiendo las mismas situaciones.
I.C.: — Existe otro tema que sería importante incluir: si en la apertura de una mediación, el mediador se encuentra frente a situaciones de violencia, esta mediación debería ser suspendida para evitar la repetición de estas escenas. Por ello se replanteó la modalidad de trabajo.
E.B.: — Además, en muchos casos, los colegas cerraban la situación calificándola como no mediable. En lo personal, decidí separar a las partes, trabajar en audiencias individuales y no interrumpir el proceso porque planteaba que se trataba de un espacio democratizador que proponía un nuevo lenguaje. Llevarlo a no mediable, era propiciar que esta familia volviera a repetir este circuito.
Claudio Des Champs (C.D.):
— Efectivamente, además era una descalificación de ellos como personas.
E.B.: —Exactamente, por ello decidimos continuar la mediación, trabajar con la hegemonía de los tres saberes simultáneamente, es decir, en paralelo. Esto es lo que estamos haciendo en este momento, trabajamos paralelamente los tres saberes: el legal, la salud y la mediación, sin que ninguno de los tres supere en preponderancia al otro porque pensamos que si le damos toda la hegemonía a la salud, no nos responsabilizamos por los temas referidos a la familia, a los alimentos; y si le agregamos lo legal al tema de cómo tienen que volver a funcionar, dentro de lo que se llama la funcionalidad en la familia, también quedaría como neutralizado y entonces caminando con las tres patas, estamos dando buenas respuestas.
I.C.: También empezamos a percibir la necesidad de vincularse con las instituciones que están trabajando en la temática. Si no lo hacemos, quedamos totalmente aislados. Por lo tanto, comenzamos a trabajar articuladamente. En principio, Ema convocó a todas las instituciones que trabajan en el tema de violencia y se hicieron alrededor de siete jornadas de intercambio con las instituciones que se ocupan de esta cuestión. El objetivo primordial era armar una red.
E.B.: —Y también observar modelos de abordaje, porque la presentación que le hacíamos a los colegas, no era sólo para que se acercaran, sino para que nos mostraran cómo trabajaban. Nosotros enseñamos en el primer encuentro cómo actuábamos, entonces luego pudimos observar cómo otros trabajaban lo jurídico, cómo lo hacían en el ámbito de la salud, lo cual nos permitió saber que la derivación iba a ser a un lugar donde todos habláramos el mismo idioma.
I.C.: —El tema era personalizar la derivación, diciéndoles a las personas que nos consultan, diríjase al hospital tal y vea a tal persona en particular.
C.D.: A qué tipo de institución derivan? ¿públicas, privadas?
I.C.: —Fundamentalmente públicas, en algunos casos a instituciones privadas, pero tenían que tener un carácter de O.N.G. (Organización no Gubernamental). Nosotros no podemos derivar a un lugar donde la gente tenga que pagar. Y si tuviera que hacerlo, como en el caso de Casa Verde, se trata de un arancel diferencial porque es una fundación que se está haciendo cargo de ciertos temas vinculares familiares. Pero sólo en cuestiones donde el Estado no tiene aún armado este tipo de programa, como por ejemplo lugares de revinculación de padres con hijos o de abuelos con nietos. Como el Estado aún no tiene contemplado ese espacio, se decidió derivar a esta fundación, pero fue el único caso en el que usamos este recurso.
E.B.: —También derivamos a un programa de hombres violentos, del Gobierno de la Ciudad, manejado por el Lic. Raúl Matiozzi, con quien estamos teniendo muy buenas experiencias. En este intercambio que hemos realizado tenemos ya varios casos emblemáticos. Hemos derivado cuatro o cinco casos con muy buenos resultados.
En este último tiempo, todo el trabajo que tengo de práctica ha sido con situaciones de violencia. Cuando vienen a la admisión, mi coordinadora, Irene, clasifica los casos por temas, tomando la violencia como uno de los items principales. Se trata de una entrevista más profunda, para recabar mayor información y en lo que más hago hincapié es en este tema.
Seguridad, ausencia y otros desafíos de la mediación
En este ámbito, se presenta otra situación que es la recepción de la convocatoria en mediación, ¿qué pasa con esa otra parte cuando recibe esa convocatoria? Es un tema que nos preocupa sobremanera. También nos preocupa la asistencia, si es que puede generar violencia desde el momento en el que la persona solicita la mediación hasta la audiencia fijada, qué situación se puede generar durante ese lapso y qué puede pasar acá una vez que está instalada la audiencia.
Como prevención, buscamos siempre horarios diferentes, donde haya mucha gente y tengamos la tranquilidad que está la guardia abajo, no trabajamos en ambientes pequeños, trabajamos en ambientes grandes, donde el operador pueda estar cerca de la puerta y no en un contacto tan estrecho y cercano con nosotros. De hecho, no hemos tenido problemas ni se han presentado situaciones de violencia en la espera, ni nada por el estilo.
Cuando la gente nos lo solicita, recibimos a las partes en conflicto por separado. Creamos un espacio totalmente contenido y tranquilo, para evitar así que lo que cuentan sea actuado durante la mediación. Hemos cuidado todos estos detalles y por suerte, estando juntas Irene y yo, confirmamos que en Washington D.C., hacen exactamente lo mismo que nosotros y eso nos permite saber que vamos por la buena senda. Ellos tienen más recursos. Nosotros no tenemos dinero para hacer estadísticas sobre lo que nosotros hacemos y fuimos probando en el trabajo cotidiano.
I.C.: —Nos quedarían varios puntos para considerar y para indagar, pero hay uno sobre el cual estuvimos reflexionando: qué sucede con las personas que solicitaron la mediación y que luego no se presentan a la audiencia. Nuestra hipótesis es que existió algún tipo de amenaza o algún tipo de situación violenta por la cual la parte que solicitó la mediación tampoco asiste. Por lo tanto, es un tema que vamos a pensar de qué manera volverlo a trabajar, porque hay algo que no está bien.
Co-mediación y observación en sala
C.D.: —¿Alguna vez trabajan juntos con terapeutas familiares? ¿O en general es un trabajo de mediación y derivan?
E.B.: —A veces hacemos co-mediación y observación en sala. O sea, con un observador silente en sala que va tomando nota, llevando un registro escrito de lo que sucede. Muchas veces Irene está sentada en un extremo de la habitación registrando.
Otro tema ligado a estos procedimientos es que necesitamos que los abogados que intervienenen en estas situaciones, estén debidamente formados porque no necesitamos ni un abogado demasiado litigante, ni tampoco demasiado «baboso». Necesitamos un abogado que prepare a la parte pero que verdaderamente la acompañe y que no genere violencia en la sala, porque nos ha pasado que han venido profesionales que la gente trae con ellos y desde la mejor buena voluntad, han generado una pelea tremenda con la otra parte y han puesto en acto situaciones de mucho enojo referido exclusivamente a una mala intervención jurídica. No desde el conocimiento de lo que dice el Derecho, sino en la dinámica de la situación interpersonal. Hay palabras que enaltecen y otras que hunden y los abogados tienen esta característica porque además, se basan en una lógica de causa y efecto que no es la lógica del mediador que es circular.
I.C.: —Además genera un tema de poder.
C.D.: —Se trabaja mucho en la línea narrativa. ¿Hay algún tipo de escuela que siguen más? Porque hay escuelas muy definidas en mediación, como ustedes saben bien.
El modelo argentino de mediación
E.B.: —Creo que es un modelo argentino. Hemos tomado de la Narrativa, de la Sistémica en general, de la Teoría de la Comunicación, de la Estratégica, de Minuchin, es decir, hemos incorporado todo lo que nos ha servido para que nuestros colegas puedan contar con una herramienta práctica que les permita tomar decisiones adecuadas frente a los dilemas que se les presentan en este tipo de consultas. Creo que ya tenemos un modelo argentino. Por supuesto que seguimos estudiando y formándonos permanentemente.
Estamos totalmente convencidos que es la mejor respuesta para la familia, es decir, creo que el juicio dejó de ser la primera opción, empezar de esta manera es un error. Digo esto porque estoy casada con un abogado, que no tiene nada que ver con la mediación y a veces en los enojos yo le digo: —basta de la causalidad del abogado. (risas) Porque se trata de una lógica de vencedores o vencidos y en la familia esto no es así, es un constante devenir, un constante construir.
C.D.: —Es otra concepción, otra manera de ver las cosas…
E.B.: —Es otro paradigma. Y creo que este tercer milenio nos enfrenta básicamente al concepto de la diversidad que tiene que ver con cómo negociamos, cómo convivimos con los distintos puntos de vista. Este es el gran desafío, sobre todo porque la familia en la Argentina ha sido castigada y excluida. Sin trabajo y sin representación social, los hijos entran a la escuela primaria y ven poco a su papá y a su mamá porque ambos trabajan.
La familia que recién atendí por ejemplo: él es bancario, y ella para poder pagar las expensas, hace la limpieza en el edificio; esto, en mi época (yo tengo 51 años), no ocurría, en ningún momento la esposa de un bancario iba a trabajar haciendo tareas domésticas. Vos los escuchas hoy y te preguntás ¿esto, qué grado de violencia genera? Esta familia se ha desarrollado en este nuevo y complejo contexto social, lo cual demanda un esfuerzo de parte de todos los profesionales, para entender a la familia de hoy y así poder ayudarla más eficazmente.
Muchos de nosotros tenemos otros recursos, podemos encontrar espacios en otros lugares, contamos con el afecto de nuestros amigos. Muchas familias están aisladas y no saben cómo conectarse socialmente: —y bueno, yo lo único que sé es llevarlo a Burger King, no puedo hacer otra cosa… Pero en la Argentina todavía, a pesar de la crisis, hay espacios culturales gratuitos. Existen otras opciones más interesantes que ir a Burger King o jugar con los jueguitos de la computadora. Por eso les preguntamos: —¿y no hay otras cosas que puedan hacer? Ni siquiera hay espacio para la conversación…
C.D.: —O sea ustedes generan también, una toma de conciencia de estos recursos tan valiosos, de nuevas y mejores posibilidades.
I.C.: —Y creo que corta con un argumento importante de algunos padres separados: —No lo voy a ver porque no tengo plata.
E.B.: —Exactamente. Les presentamos otras opciones, relatándoles lo que nos cuentan otros padres frente a situaciones similares.
Es decir, siempre como algo que se lo dejamos ahí en la mesa, como una posibilidad de opción, no como una obligación sino que escuche otras cosas que otras familias hacen. Funciona como una intervención psicoeducativa.
Observamos que a estas familias les faltan recursos interpersonales. Además por toda la situación que atraviesan, están bloqueadas, muy lentificadas, con poca capacidad para resolver las dificultades que vienen arrastrando desde el origen del conflicto. Creo que nadie vive tranquilo con temas pendientes que llevan adelante quizás tres, cuatro años, a veces diez años y uno observa la situación y se pregunta: —¿Todavía están peleando por los alimentos?
Derivación
Mónica Rodríguez (M. R.): —¿Y cómo llegan acá estas familias?
E.B.: —Al principio empezó siendo un plan piloto, llegaban las derivaciones de los juzgados. Empezó con diez juzgados y diez mediadores. Luego cuando se sancionó la ley de mediación obligatoria, en el año ’96, nos incorporamos otros diez más, porque era un plan político, la política de Estado indicaba realmente desagotar los casilleros de tribunales y por eso se llevó adelante el proyecto.
Las mediaciones son por sorteo, tengo que cumplir en la cámara civil por contrato con una cantidad de horas determinadas y luego tengo libre ejercicio de la profesión. La cámara sortea y fuera de este ámbito, el resto es mediación privada. Acá concurren los abogados a pedir una mediación. En mi caso, trabajo con temas de familia en el Gobierno de la Ciudad, por supuesto en el área de mediación. También trabajo en educación, porque en el ’93 me formé en Estados Unidos como mediadora y en el ’94 comencé a dictar mediación escolar en un centro de formación profesional de docentes en el que sigo estando.
C.D.: ¿Es un ámbito donde se está desarrollando también la solución de conflictos?
E.B.: —Sí, desde el ’94 cuando Daniel Filmus asume en el Gobierno de la Ciudad, en el área de educación, me convoca a trabajar en los conflictos públicos, donde una de las partes es la escuela. Abordé el tema con una visión del conflicto multiparte, es decir, hoy tengo una relación, como dicen en Estados Unidos, un joining excelente con los centros de estudiantes, con las asociaciones cooperadoras, las O.N.G. y con las asambleas barriales, facilitando la comunicación con la escuela. A esta última se le demanda como espacio confiable dentro de una sociedad en crisis de valores, ya que mantuvo pese a todo una posición de prestigio. La gente le pide al colegio determinadas cosas, por ejemplo le solicita los salones para que las asambleas barriales puedan funcionar, le piden más becas, cortes de calles, hay tomas de escuelas. A todo eso me he dedicado estos últimos tres años a la tarde; a la mañana hago mediación familiar acá y a la noche atiendo las consultas privadas de familia! (risas).
Sinceramente, para lo privado no tengo tiempo y sin embargo nos siguen llamando, es decir, que verdaderamente la gente se ha dado cuenta de que la mediación es un buen recurso, no quiere el pleito tradicional, ya no les sirve.
I.C.: —Que es un poco como vienen acá. Creo que esto también mucho lo manejan los abogados, si tenés un abogado muy belicoso te va llevando, te va conduciendo hacia el pleito, hacia la batalla legal.
E.B.: Así es, y muchas mediaciones de familias fracasan por ello. Como respuesta a esto, estamos organizando un espacio interinstitucional con el Gobierno de la Ciudad, para generar un intercambio con un sector del colegio público que tiene patrocinio público gratuito y que está interesado en participar en este proyecto de mediación y violencia. Se trata de un espacio del Gobierno de la Ciudad, en el área de salud y en el área de mediación, para poder llevar adelante el trabajo con estas familias porque estamos convencidos que nuestra preocupación son los chicos, para que el niño y adolescente modifiquen la visión del escenario violento por el de resolución de conflictos. Estamos convencidos que el área de mediación es un espacio apropiado para contribuir a ello. Así como el sociólogo Anthony Giddens habla de la democratización en la cuestión pública, creo que este milenio es el de la democratización de la familia ayudándola a incorporar nuevos lenguajes, especialmente en los casos que padecen situaciones de violencia. Este nuevo lenguaje es el de la resolución pacífica de conflictos. Nos falta la parte lúdica, es decir, nos falta pensar en espacios recreativos para estas familias, que están muy encerradas.
E.B.: —Ahora, hace un tiempo que no tenemos autorización para realizar determinados encuentros, porque siempre este espacio estuvo teñido por cuestiones políticas, siempre quedamos a merced de los directivos y realmente nosotros somos técnicos. Es imporante que no nos quedemos frenados por estas disputas políticas. Se trata de un espacio técnico, más allá de que cada uno tenga su ideología política, para darle al país mejores herramientas para enfrentar estos conflictos.
C.D.: —Ustedes ya funcionan como capacitadoras, ¿no es así?
E.B.: —Está parado ahora. Hemos sido los capacitadores de la mayoría de las personas de las instituciones que se han convertido en formadores posteriormente. En el interior del país hemos hecho mucho trabajo de capacitación. Por convenios multilaterales de formación, también hemos ido al extranjero. Hemos viajado a Perú, al Salvador, a Chile, a Paraguay, Venezuela, Guatemala, Honduras y en este momento se está haciendo un pequeño trabajo en Panamá y en Paraguay.
C.D.: —Este es el ámbito público en el cual, están realizando una tarea inmensa, en el ámbitos privado ¿existen también instituciones de mediación?
E.B.: —Totalmente, hay doscientas cuarenta instituciones formadoras de mediación, habilitadas por el Ministerio de Justicia, con una cantidad de requisitos con los que debieron cumplir para ser habilitadas y son las que conforman la comunidad de mediadores.
También somos comité evaluador de los aspirantes de ingreso a la matrícula, con lo cual tomamos dos exámenes al año, uno en mayo y otro en octubre, examen que consta en la resolución de un caso, primero por escrito y luego tienen que dar su fundamentación en el oral. Tenemos una gran inscripción. Comenzaron cien profesionales, quedaron sesenta y entraron sólo treinta y cinco. Como te darás cuenta que el examen es bastante exigente, no somos muy queridos por el afuera (risas)… Consideramos que una vez que habilitamos al profesional, la tarea es solitaria dentro de los estudios y el abogado lo padece, entonces es muy tentador meterse en otras disciplinas, esto es iatrogénico, por eso hay que tener muy claro a quien verdaderamente se está habilitando. Buscamos evitar que el mediador se meta con el tema de las emociones, abriendo cosas que no sabe cerrar y que la gente salga peor de lo que entró, que su campo sea muy limitado, específico, muy estricto y que pueda darse cuenta de que aunque la gente llore o hace esto o aquello, no es un tema de mediación, para eso está el consultorio del psicólogo. Nosotros esto lo tenemos muy claro, respetando básicamente la actividad de nuestros amigos los psicólogos, porque hemos aprendido mucho de ellos, nos han enseñado y nos enseñan todos los días y no tenemos porqué avanzar sobre una cuestión que pertenece a otra disciplina, no tenemos formación para eso, tenemos formación de comunicación, de negociación, un poco de conflicto pero siempre un conflicto interrelacional, no intra y aunque sea muy hermoso y muy seductor comenzar a tomar esos temas, no es materia nuestra y nosotros en eso, marcamos muy bien nuestro campo para que quede muy claro. Distinguimos muy bien cuál es una intervención terapéutica y cuál es una intervención de mediación, cuidamos mucho esos detalles, somos muy exigentes al respecto.
M.R.: — Es bueno que lo aclares, desde un lugar autorizado porque los psicólogos esperan escuchar esto y los abogados deben escuchar esto.
E.B.: —Exactamente, tampoco creo que un abogado que viene a la mediación y dice: —yo soy mediador sea saludable para la parte que acompaña porque me neutraliza a mí, también en eso soy exigente en ese aspecto porque él viene para acompañar el Derecho, no viene para mediar.
C.D.: —Sino es mediador de parte, lo cual sería medio contradictorio (risas).
E.B.: —Además no me sirve porque está concibiendo cosas que no debería concebir un abogado. Por eso en este nuevo espacio interinstitucional vamos a conformar una parte de capacitación, en el área estricta de violencia, para que el abogado sepa de qué se trata el tema de violencia, como irrumpe y qué es lo que tiene que tener en cuenta dada la peligrosidad del tema.
Con respecto al área de la salud, nos resulta interesante que vengan y cuenten qué cosas están haciendo, por ejemplo cuando me llaman los papás y me dicen: —Te quiero contar que Raúl me dio el alta y yo sabía que vos te ibas a poner contenta. Me parece fantástico que pueda tener el alta porque yo he logrado colaborado para un fin social que significa que el padre de este chiquito no va a generar más violencia y ese niño no va a devolver lo que pasivamente recibió, cuando vio que su papá y su mamá tenían un modo de resolver sus diferencias a través de los golpes.
M.R.: —A tiempo futuro están haciendo un proyecto de seguridad bastante importante. Un trabajo preventivo.
E.B.: —De eso se trata. Cuanto más se divulgue en la sociedad lo que se está haciendo, mejor, porque es una ayuda para todos, es decir, hoy no se puede pensar una sociedad sin redes.
I. C.: —Tendríamos que tener como una guía, para en cada caso saber a quien recurrir. El tema de las derivaciones es todo un tema, los hospitales están saturados.
C.D.: —Tal cual, creo que precisamente a partir de la difusión puede darse el conocimiento de otra gente que por ahí se acerquen a ustedes o viceversa. Perspectivas Sistémicas puede ayudar a facilitar este contacto.
NOTAS
(*) Este artículo fue publicado en el nº 77 de Perspectivas Sistémicas, julio- agosto del 2003
Entrevista por Claudio Des Champs, con la colaboración de la Lic. Mónica Rodríguez
* Uruguay 643 2º piso
Ema Berardo: La Dra. Berardo es abogada, mediadora del Centro de Formadores de Mediación del Ministerio de Justicia, Seguridad y Derechos Humanos.
Irene Cymerman: La Lic. Cymerman es Jefa del Departamento de Resolución de Conflicto del Ministerio de Justicia, Seguridad y Derechos Humanos.