Cuestiones clínicas y recursos técnicos en el abordaje de una consulta en crisis

La presentación de este tratamiento llevado a cabo por el Dr. Fiorini, crea la posibilidad de presentar el recorrido de una situación clínica en un contexto de crisis social, las elecciones que realiza el psicoterapeuta en el despliegue de sus intervenciones y en el proceso de una psicoterapia que va sumando elementos y personas en búsqueda de la resolución del problema, de la creación de nuevas y mejores formas de percibirlo y naturalmente, al servicio del alivio de los síntomas que padece el consultante. 

Creando la Alianza Terapéutica

En Febrero de 2002 ( destaquemos que es en plena crisis económica, política y social del país) me consulta Horacio, un hombre de 60 años, corpulento, congestionado, ansioso, con respiración agitada y movimientos que denotan una extrema tensión.

«Estoy muy mal, la empresa hundida, «quebrada», no tengo más créditos, una deuda de seis millones de dólares, imposible de pagar, no tengo más reservas, no sé de qué voy a vivir!»

«Tengo que mantener a mi ex mujer y a mis dos hijos ( Alberto de 30 años y Andrea de 28) que trabajan conmigo en la empresa. También mi hermano menor tiene su trabajo allí conmigo hace años.

En la empresa ( de productos alimenticios) tenemos, entre obreros y empleados administrativos, unas 60 personas. ¿ De qué van a vivir? Quedan todos en la miseria! Como esta el país adónde van a ir a conseguir trabajo?!

Ud. tampoco va a tener trabajo ¿ Quién le va a pagar las consultas, el país está quebrado!

Yo vine a verlo porque mis hijos y mis amigos me insistieron, pero Ud. no va a poder ayudarme. Yo necesito plata, Ud. me va a dar plata acaso? Lo que Ud. me diga no me va a solucionar mi problema, lo mío es muy concreto, mi principal acreedor me pide la quiebra y terminé, no puedo hacer más nada, quedé en la ruina.

Peor no puedo estar.

Hago aquí una intervención y le digo: 

H. Fiorini( F) – » No sé cómo se podrán encarar los problemas concretos que Ud. tiene , pero en una crisis tan intensa tenemos que hacer algo primero, que es ayudar a que no empeore, a que Ud. no se enferme. Siempre se puede empeorar. Lo veo muy tenso, agitado, supongo que no estará durmiendo ni alimentándose bien».

Horacio (H)aclarando:

-» Absolutamente, me cuesta mucho dormirme, me despierto cada dos horas, a la mañana no me puedo levantar, y como muy mal, no me cuido, tendría que bajar de peso, vengo con presión alta o ahí en el límite, me doy atracones, me indigesto, tengo mal el hígado, mire: todo un desastre.»

Agrego:

F:- «Por eso, en principio tenemos que desplegar medidas para cuidar su salud, mejorar su sueño, su alimentación. Ud. está muy preocupado por su empresa pero también hay que prestarle atención al cuidado de su persona.

H:- » Sí, yo me abandoné también porque tuve una pareja tres años, para mi era fantástica, una felicidad, y la perdí hace cuatro meses. Nos llevábamos muy bien y no me quiso ayudar para conseguir créditos bancarios. Era normal que yo se la pidiera, ella está vinculada con banqueros, su ex marido era del ámbito de las finanzas, tiene cierta fortuna; no quiso riesgos, no quiso quemarse en su ambiente, se enojó conmigo, se alejó de golpe y no me llamó más, sabiendo lo que yo estoy pasando. Esto me terminó de hundir, no puedo creer que por intereses o por la imagen social se haya perdido una relación tan buena, yo quería mucho a sus hijos y ellos a mi, vivíamos viajando, disfrutamos de los mejores hoteles en Europa, ahora pienso que ella no me quería si pudo alejarse así, de este modo tan violento. La extraño muchísimo, no lo puedo creer, no sé si podré tolerar esta pérdida, me hunde, yo necesito ánimos para luchar y me acuerdo de ella que desapareció así de golpe, me desespero y no puedo ir a trabajar.

Tampoco puedo creer lo de mi empresa, yo siempre fui exitoso, gané mucho dinero , le di a mi familia una vida de lujos, y ahora…esto es increíble. No tengo más medios para luchar, no tengo de dónde agarrarme para salir de este pozo!

Aquí vuelvo a intervenir:

F: –» Mire, ahora Ud. destaca otros asuntos de su vida, que se agregan a los problemas concretos que señaló antes, y son los estados afectivos suyos, por esa pareja que perdió, que le falta tal vez cuanto más la necesita. Y un problema consigo mismo, ya que estuvo acostumbrado a ser exitoso y no sabrá cómo aceptar que sea Ud. quien cayó en esta quiebra. Está planteando varios planos e problemas a tratar».

H:- » Sí, estoy furioso con todo, conmigo también, cómo manejé tan mal todo! Comenzó la recesión y yo no reduje los gastos, saqué créditos y continué haciendo inversión en la empresa, cometí errores tremendos. Yo fui un tarado y no me lo puedo perdonar. Eso me tiene muy mal».

F : –» Entonces, además de todos los problemas financieros, están los de su estado de ánimo, su enojo, sus impulsos descontrolados al comer, su pesimismo, porque Ud. no ve ninguna salida. De todo esto otro es que podemos ocuparnos, pensar en todo esto, aclarar lo que ahora esté confuso, esto es lo que podríamos hacer juntos.»

Horacio hace un gesto como diciendo que entiende la propuesta aunque con desgano, como lamentando tener que consultar pero acepta concurrir dos sesiones semanales.

Mis intervenciones han apuntado a crear la alianza terapéutica, para lo cual tenemos que compartir objetivos de la terapia y entre otras cosas, aclarar el sentido de la tarea propuesta. Ante la desesperanza que es propia de ese momento de sus crisis, cabe al terapeuta ofrecer una alternativa de esperanza: es posible trabajar sobre un estado de incertidumbre, caos y pérdidas desoladoras, aun allí, en el fondo de ese pozo, es posible realizar un trabajo psicoterapéutico

2ª Entrevista 

En la segunda entrevista se destacan dos asuntos centrales.

H:- » Lo que más me enloquecen son los llamados de mi ex mujer, llorando, desesperada, que no tiene dinero para sus gastos inmediatos. Y yo no tengo para darle. Esto me deprime más todavía, yo la conocí cuando tenía 21años, no tenía padre, su madre tampoco se ocupaba de ella, yo la protegí siempre, incluso cuando nos separamos. Nunca le faltó dinero para sus gastos y ahora cómo la voy a dejar desamparada ( llora). Esto me aflige muchísimo. Me llama seis veces, diez veces por día y no entiende que yo no tengo plata, no lo acepta.

También me llaman continuamente mis hijos y mi hermano. Todos esperan de mi una solución. Si yo no la encuentro nadie puede nada. Lógico, siempre dirigí todo yo, siempre pude con todo y siempre hubo épocas difíciles.

Empecé con la empresa hace 25 años, hubo muchas subas y bajas pero yo siempre me las arreglé, siempre inventé salidas. Ahora estoy destruido. Y ellos me piden soluciones. Me presionan, yo les corto, los mando al diablo, se desesperan, me insisten, peleamos continuamenteeso también me levanta la presión.»

Tomo en cuenta las dos cuestiones planteadas y decido explorar qué ocurre con su ex mujer que no acepta como real la situación crítica financiera por la que está pasando. También vamos a explorar cómo es la comunicación entre él, sus hijos y su hermano, cuándo es que no se entienden, ver qué es lo que cuesta comprender. Vamos a aclarar si alguien tiene una idea para una salida, si sólo él puede tenerla y qué hacer si él no la tiene. A Horacio le resulta muy difícil en esa entrevista agregar algo que nos pueda aportar algo en relación a estas cuestiones.

H:- » No sé, no sé, mi mujer no acepta nada, le digo que busque trabajo, dice que le es imposible, así que no para de reclamarme dinero, no acepta razones. 

Mis hijos y mi hermano igual, quieren que yo les dé la solución o que me retire y los deje hacer a ellos, pero ellos qué van a hacer si el director soy yo, no pueden, si no puedo yo no puede nadie. Y yo tengo la cabeza destruida, o es que no hay solución o a mi no se me ocurre la solución, ya no sé que pensar. Hay días que ni voy a la empresa, no salgo de la cama, de solo pensar que tengo que ir es una pesadilla, me quedo achicado, flojo, me desconozco, yo luché siempre.

El paciente está relatando signos de un estado de angustia y depresión que lleva ya varios meses, desde mediados del año anterior. Signos de una crisis que si no encuentra salida, tienden a agravarse con el tiempo y a dañar su salud. 

De la 4ª la 6ª entrevista: medicación y sesiones con la ex mujer 

Hacia la cuarta entrevista pienso en medicarlo con un ansiolítico en dosis moderadas, porque compruebo que su angustia, tensión, tristeza y confusión limitan enormemente su capacidad de asociar y elaborar los múltiples conflictos y fuentes de ansiedad que han hecho crisis en varias áreas de su vida. Lo converso con el médico clínico y él le prescribe la medicación. El paciente acepta y comienza a tomar el ansiolítico (Alprazolam, 1,5 mg cada 24 horas) Destaquemos los riesgos de no medicar, cuando durante meses el organismo está sometido a un enorme stress ,que conduce inevitablemente a desórdenes neurovegetativos, metabólicos y hormonales, con repercusiones circulatorias y digestivas previsibles.

En las seis entrevistas siguientes el panorama no ofrece variaciones. Horacio insiste en plantear los mismos problemas de la misma manera. Mis intervenciones apuntan a abrir reflexiones sobre la situación. El tiene muchas dificultades para pensarla y agrega alguna información: su imprevisión consistió también en llevar un ritmo de vida de enormes gastos, viajes constantes de él, su pareja y toda la familia, coches caros, casas de fin de semana y objetos de consumo muy costosos. 

H- » Yo estaba convencido que siempre iba a poder darme la gran vida, me equivoqué y no me lo puedo perdonar»

Todo hace pensar que Horacio ha vivido en un estilo maníaco omnipotente, seguro de producir grandes ganancias y permitirse gastos sin límites. Correspondió a una etapa de la economía donde el tipo de cambio sostuvo para amplios sectores de la burguesía una fantasía omnipotente de riqueza en un país subdesarrollado.

Mis interpretaciones de esa conducta no parecen llegarle, contesta con pasajes a otro plano, inmediato: 

» Qué les digo a los acreedores, ni el abogado ni el contador me ayudan para nada. Mi ex mujer y mis hijos llamándome, que haga algo, yo me vuelvo loco: ¿Usted qué me va a decir?»

En la sexta entrevista se centra en el sufrimiento que le ocasionan los llamados de su ex mujer. Habla mucho de lo desesperante que es para él no poder ampararla, que él siempre hizo el papel de padre para ella y ella se lo reclama ahora también. 

Me muestra cartas que ella le envía diariamente, además de los llamados. 

Le propongo, si están de acuerdo, entrevistarla o verlos juntos. El prefiere que ella venga sola, no quiere más discusiones por dinero. Ella acepta y la veo a los dos días. Está efectivamente muy preocupada por su economía. Aporta una información que él había omitido. Cuando se separaron debía hacerse una separación de bienes. Se trataba del capital de la empresa, él le propuso no dividirlo y le prometía retiros mensuales de por vida. Estaba considerando esto con un abogado. Dudaba además de la quiebra, él podría estar exagerando para no pagarle, hablaba de esto con sus hijos y ellos no le daban respuestas convincentes. Le sugiero que si está consultando la situación con un abogado, espere algunas semanas con los llamados diarios, hasta que el tratamiento de Horacio le permita considerar los problemas con capacidad para pensarlos y dar respuestas correctas. Incluyo que pudo haber error de su parte al aceptar arreglos verbales en vez de contratos legales, error que ella acepta. 

A partir de esa entrevista el modo y la frecuencia de sus reclamos cambiaron, fueron menos emocionales y más precisos. Debió tener importancia para ella el haber sido escuchada. Para mi fue diferente conocerla, conocer su posición ante todo el problema, que imaginarla solo por el relato de Horacio.

Horacio y la entrevista con sus hijos y su hermano

En la sesión siguiente Horacio se centró en los conflictos con sus hijos y su hermano. Continuaban los desentendimientos, las peleas telefónicas, él no quería verlos personalmente «porque le hacían peor». Ellos no sabían cómo ayudarlo, no sabían si estando él en tratamiento debían dejarlo aislarse o intentar de todos modos acompañarlo. Le dijeron que querían consultarme. Propuse una reunión con ellos.

La entrevista permitió que cada uno planteara sus preocupaciones, su visión de los problemas de la empresa y sus ideas para enfrentar la crisis. Se abría un debate.

Horacio descalificaba cualquier propuesta que buscara una salida, él ya la había pensado y descartado. En el interior de ese debate percibí una situación grupal que entendí necesario interpretar. Ellos no sabían qué hacer con este líder, director fundador de la empresa, querían que los dejara hacer, que él se hiciera a un lado un tiempo, pero esto les traía culpa y miedo a contribuir a deprimirlo aun más. Consideraban que él los paralizaba, se los tragaba a todos con su parálisis, y a la vez temían ser injustos marginándolo. 

A medida que esta situación se tornaba posible, viable, les propuse un plan de acción inmediata, por dos semanas. No hablarían todos los días, los días que él no concurriera a la empresa aceptarlos como «licencia por enfermedad» que él se tomaba. Trabajar cada uno en el área de la empresa a su cargo según sus iniciativas, que eran exploraciones sobre posibles salidas, no «soluciones» a justificar. Después se las evaluaría en conjunto.

La Cooperativa: una propuesta de cambio compartida 

La segunda entrevista familiar volvía a tener equívocos, confusiones y aclaraciones, pero en un clima de menor tensión. El hermano de Horacio estaba reuniéndose con todo el personal, compartiendo inquietudes y proyectos de acción. Horacio no podía reunirse con el personal, estaba emocionalmente muy comprometido con «haberles fallado y dejarlos ahora sin trabajo». Comenzaba a aceptarse que otro pudiera hacer lo que era imposible para Horacio.

A un nivel profundo, lo que todos tenían que enfrentar era una experiencia de castración operándose sobre una historia de liderazgo omnipotente. En entrevistas individuales yo trabajo esa interpretación central. Lo hago desde una cercanía empática, con el dolor que todos viven por las pérdidas y las caídas que la crisis ha traído en todos. No me es ajeno ese dolor, lo estamos viviendo como sociedad. También importa comprender lo singular del dolor de este grupo, asisten a la caída de un ser mítico, un padre nutricio dotado de poderes ilimitados.

A los 20 días de nuestra segunda reunión grupal el hermano de Horacio trae una propuesta que ha elaborado con todo el personal. Se harían cargo de la empresa constituyéndose como cooperativa, no cobrarían sueldos hasta ponerla nuevamente en marcha. Fue la aparición de un modelo original, se hizo efectiva y extendió ese modelo a muchas empresas que estaban en condiciones de cese similares. Horacio pudo aceptar la propuesta, destacó que nunca se le hubiera ocurrido, pensó que en ese plan él dejaba de ser el dueño pero podría vender productos de la empresa, vivir de sus comisiones. Su estado de ánimo fue mejorando, la angustia había disminuido en el último mes. 

El temor de los hijos, explicitado en la segunda reunión, era que el padre saboteara una salida sin su dirección; le prestamos atención a ese riesgo, puso obstáculos menores, básicamente toleró los cambios, pudo acompañarlos. Mi atención se centraba en el proceso de tolerar cambios con pérdidas, esencialmente la pérdida de un rol mágico sostenido por años. Interpretaba con frecuencia las dificultades para asimilar este proceso, le destacaba que en su mundo interno se jugaba el conflicto entre tolerar o resistir los cambios que las circunstancias imponían. A veces asentía en silencio, con rabia retenida, resoplando pero también comprendiendo, lentamente, el desvío propio de su conducta arriesgada, desaprensiva con su economía que él había convertido en su modo de vida.

Fuimos trabajando en sesiones siguientes las diferentes ansiedades movilizadas, los cuidados a llevar, sus resistencias a tolerar las pérdidas.

Vuelvo al momento en que Horacio se encuentra con el plan que había elaborado el personal. Era clave, se trataba de algo que no salía de él. Horacio tomó la idea con sorpresa:

» Jamás se me hubiera ocurrido, si pueden hacerlo sería una solución, al menos un intento, ya que hay montones de problemas».

Lo expresa con dudas y alguna cautela. 

Las tratativas avanzaron, tomaron una forma legal que fue pionera y se extendió luego a muchas empresas del país que estaban en condiciones similares: el personal deja la deuda a cargo de los dueños, e inicia una nueva etapa de producción y comercialización a cargo de ellos mismos, sólo retiran haberes cuando las ventas lo permitan. Cuando esta reorganización pareció viable Horacio se acopló a la idea:

«Yo puedo ser vendedor para este nuevo emprendimiento, ganaré poco pero puedo vivir».

Pudo adoptar esta conducta, lo cual supone un movimiento profundo: poder dejar el rol de dueño y tomar el de otro miembro más, con todo el personal.

Pareja Nueva y final del tratamiento

A los cuatro meses de iniciadas sus consultas Horacio conoció a una mujer en una comida, le resultó atractiva, salió con ella e inició una relación: 

«Le hice saber claramente mi situación, me importa que es una persona sencilla, no se acerca por interés, es lo que necesito ahora».

La relación se fue consolidando, resultó muy estimulante para ambos. La mejoría de su ánimo y la disminución de su ansiedad fueron notorias. Comenzó a realizar las ventas previstas. La quiebra quedó en manos de abogados, la deuda fue convertida a nuevos valores en pesos. Negociaron plazos para pagarla en 6 años, estimó que con una marcha normal de las ventas la empresa podría pagarla.

A los 8 meses de iniciadas sus consultas, Horacio propuso terminar el tratamiento regular y hacer entrevistas periódicas de seguimiento, las cuales realizamos: cuatro en nueve meses mostraron una estabilización en sus cambios.

NOTAS

(*) El Dr. Hector Fiorini es Médico Psiquiatra. Profesor de la Facultad de Psicología de la Universidad de Buenos Aires. Director del Centro de Estudios en Psicoterapias.

Este artículo fue publicado en el nº 82 de Perspectivas Sistémicas, Julio/ Agosto del 2004.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *