La relación de pareja con un miembro con síndrome de déficit de atención e impulsividad, ya sea con o sin hiperactividad

Fragmento

(2ª PARTE) * *

Oleajes

Si usted o su pareja tienen A.D./H.D., ya sea con hiperactividad o con predominio de inatención, sin duda existirá oleaje. Con oleaje nos referimos aquí al impacto continuo, repetido y móvil de las modalidades de comportamiento típicas de la persona con A.D./H.D. La calidad de esas olas dependerá del clima, la profundidad del agua, la costa, los vientos, las mareas, las tormentas, la calma chicha, las catástrofes -como terremotos, maremotos u otras-, los hielos flotantes, la playa de arena o la playa rocosa, las pequeñas bahías, los acantilados,…… Y dependerá también de fenómenos artificiales, tales como el dragado de canales, escolleras, muelles, rocas y piedras colocadas, la navegación con varios tipos de embarcaciones, la presencia de hidroaviones. Así, las olas serán inmensas, minúsculas, débiles, fortísimas, parejas, altas o bajas, desordenadas, con cuatro rompientes o una, chocarán entre sí o no, formarán remolinos o no porque son tantísimos aspectos los que participan y entran en juego. Algo de esto sucede con los signos del A.D./H.D. y sus complejidades. 

Pero no cabe duda de que olas habrá. Sépalo. Téngalo en cuenta.

Carla y Roberto

Carla y Roberto concurren al consultorio del especialista por interés de él, a partir de descubrir que uno de sus hijos tiene A.D./H.D., y notar un parecido a «tantísimas cosas que hacía yo o que me pasaron a mí» . Y él cuenta que toda su vida fue desatento, recuerda que sus cuadernos escolares estaban «adornados» con Incompletos en birome roja, que siempre recibía notas bajas, sanciones por mal comportamiento (no aceptaba las normas fácilmente, era movedizo, hacer sus deberes era una lucha, olvidaba útiles, cometía errores tontos). Además tiene imágenes de que cuando algo le gustaba o le interesaba mucho, si se ponía o lo realizaba o lo recordaba. «Fui armando un pobre concepto de mi mismo, a veces me veo medio fracasado».

Carla está cansada de que Roberto siempre esté «en la suya», de que sea impulsivo:

«decide de golpe y solo, ni me escucha, y, la verdad, es igual estar sola o con él en las cuestiones de la casa; no respeta horarios, es un impuntual, se compromete a ocuparse de cosas de la casa, las empieza y las deja sin terminar y pasa a ocuparse de algo que le interesa más; siempre parece que sólo da bolilla a lo último que le pasa delante de la nariz». «Ya creo, estoy convencida, que no le importo. Antes creía que me quería, ahora no, aunque él diga que sí, que me quiere». Carla siente que él no está realmente presente, en contacto con ella, aunque esté allí; constantemente se dedica a algo que le resulta atractivo en el momento, atiende únicamente a lo que a él le gusta y salta de una cosa a otra. 

«No cuento con él en cuanto a tareas, organización, ser responsable. Más bien es como un chico más: da trabajo. Si me enojo, se pone loco y las encara, sino las deja para después. Es buena gente yo traté de ayudarlo pero no sirvo yo para esto o no le sirve a él. Así no va» 

El especialista, luego de una evaluación amplia, detectó síntomas intensos que aludían a un A.D./H.D. severo, y tendencias ansiosas.

Inmediatamente surgen las consideraciones acerca de la devolución de dicha impresión diagnóstica: cómo si a ambos miembros de la pareja simultáneamente son algunas dudas 

a resolver en cada consulta. El recibir la confirmación de un diagnóstico de que sí existe A.D./H.D. suele producir un fuerte efecto en la persona, con toda una revisión de su historia e identidad. Es por este motivo el que suele elegirse concurrir a dos o tres entrevistas individuales además de sostener las de la pareja. Al mismo tiempo es imprescindible que éstos reconozcan y vigilen los patrones disfuncionales, las interacciones deficitarias que están alimentadas por los síntomas básicos del A.D./H.D. Esto es fundamental para poder articular los resultados negativos de ciertas interrelaciones o sucesos a las conductas sintomáticas típicas del A.D./H.D., en lugar de suponer cosas, tales como: «no le importa», «no me quiere», «es egoísta» o «se la quiere agarrar conmigo». El conocimiento y el contacto afectivo le permitirán a la pareja evaluar los hechos desde nociones más claras, y equilibradas, y contribuirá a mejores acercamientos y a la fluidez de los afectos.

Ambos integrantes de la pareja identificarán también otros focos de problemas individuales que no se relacionarán con los síntomas de A.D./H.D. Desde luego -y ¡por suerte!- éstos no lo son todo, a cada uno le suceden muchas otras cosas y es conveniente tratar de distinguir los fenómenos. Es por ello que alentamos a las parejas a relativizar estos déficit, ya que no describen un absoluto único ni son la única fuente de disturbios. En la realidad cada vínculo conforma un funcionamiento único de modalidades o conflictos, cada relación es una forma de combinación singular. No obstante ¡no es poca cosa poder discriminar al menos una parte de los tantos conflictos que puede sufrir una pareja!

Y si bien el A.D./H.D. no es lo más grave que le puede suceder, no reconocer este trastorno le acarreará más dificultades. Entonces, es sumamente importante distinguir al menos estos circuitos de problemas para lograr un bienestar mayor. Desde luego, este reconocimiento no será la panacea universal que solucione mágicamente todo, pero sí ofrecerá una ayuda valiosa en la apertura de caminos nuevos y podrá ayudar a evitar conflictivas severas…

Cómo es y qué aporta cada miembro de la pareja …

NOTAS

* La Lic. Joselevich es terapeuta familiar, docente responsable de posgrado en la Facultad de Psicología de la Universidad de Bs. As. (1995 – 2004). Participó en una investigación conjunta con la Universidad de California (U.S.A., 2000-2003) sobre «Evaluación Clínica A.D./H.D. en Adultos».

Dictó seminarios sobre El síndrome de Falta de Atención e Hiperactividad en la Argentina y en el exterior. Fue co-autora y compiladora del libro «Síndrome de Falta de Atención con y sin Hiperactividad en niños, adolescentes y adultos» (Ed. Piadós, 2000) y es autora de «Mejorando su Calidad de Vida» (en prensa, Ed. Paidós). E-mail: estrellaj@arnet.com.ar

** La 1ª parte de este artículo fue publicada en Perspectivas sistémicas nº 81, Mayo/ Junio 2004.

Este artículo fue publicado en el nº 82 de Perspectivas Sistémicas, Julio/ Agosto del 2004.

Una respuesta a “La relación de pareja con un miembro con síndrome de déficit de atención e impulsividad, ya sea con o sin hiperactividad”

  1. Buenas noches Dra. Estrella, muy interesante su publicación. Me pregunto qué estrategias puntuales se pueden realizar en estos casos para que el consultante con conductas de déficit de atención pueda ayudar con las tareas en el hogar. Muchas gracias y saludos!

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