La censura está comenzando a amenazar 

Fragmento

Uno de los beneficios más gratificantes y controversiales de nuestra sociedad democrática es nuestra libertad de acceso a la información, defendida incondicionalmente en nuestra Constitución; una de las responsabilidades más importantes del gobierno es sustentar la Constitución y los valores fundacionales que se encuentran en ella.

El acceso a la información libre e imparcial, más específicamente, a la información científica, es uno de los nutrientes claves para la creatividad y productividad extraordinarias de nuestra sociedad. Si comenzamos a restringir dicho acceso, si comenzamos a manejar sus límites con torpeza, nos arriesgamos a resbalar por la pendiente que va de la creación al estancamiento, del crecimiento a la reglamentación estricta, de la libertad al fascismo. 

«Censura» deriva del latín censere, juzgar. Requiere, por definición, la presencia de un «arbitro de lo ético» que regula a qué información puede tener acceso el público general y a cuál no. Su intención y efecto es suprimir o callar el disentimiento. La censura es difícil de detectar porque lo que no vemos, no sabemos que no lo vemos… a menos que lo conozcamos por otras fuentes, e incluso podemos terminar dudando de nuestros sentidos. Por eso es tan importante atrapar a ese demonio de la cola ni bien lo vemos. 

La censura, junto con su prima, la distorsión de datos, está sacando su horrible cabeza en diversos sitios gubernamentales de la web. Dado que el gobierno tiene el deber público de propugnar la primera enmienda que nos protege de la censura, la censura de los sitios web del gobierno es notoriamente ofensiva. Esto hizo sonar la alarma en muchos de nosotros y ha sido pregonado por catorce demócratas en una enérgica carta al secretario Thompson, por Planned Parenthood y muchas otras organizaciones. 

Los siguientes son dos ejemplos de censura gubernamental…

 

Notas

(Lea el texto completo en Perspectivas Sistémicas Nº 84 en kioscos, librerías o por suscripción) 

(*) Editorial del American Journal of Orthopsychiatry, 2003.

(**) El Dr. Carlos E. Sluzki, MD, es Editor del American Journal of Orthopsychiatry, es Decano para Ciencias de la Salud en el College of Nursing and Health Science y Research Professor en el Institute for Conflict Analysis and Resolution, ambos en George Mason University y Profesor Clínico de Psiquiatría, Escuela de Medicina, George Washington University.

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