CORAZON QUE SIENTE, OJOS QUE VEN

Autores: Jaume Soler y Mercè Conangla
Editorial Zenith Grupo Planeta 

Jaume Soler y Mercè Conangla son fundadores de Fundació ÀMBIT, Institut per al Creixement Personal de Barcelona y autores de diversos libros sobre bienestar emocional y crecimiento personal: Donar temps a la vida, Crisis emocionales, Ecología emocional, Aplícate el cuento, la trilogia «De la familia obligada a la familia escogida»(Juntos pero no atados, Ámame para que me pueda ir, Juntos pero no revueltos)

Prólogo

A modo de presentación 

La vida: una chispa de luz entre dos oscuridades idénticas, la anterior al nacimiento y la posterior a la muerte. 
Es curioso que nos preocupe tanto la última y tan poco la primera. 

Vladimir Nabokov 

Es maravilloso y sorprendente estar «aquí». Estamos aquí, pero podríamos no haber estado. Estamos… pero dejaremos de estar como individuos y como especie. Tan sólo es cuestión de tiempo. Ya que estamos, vale la pena vivir esta oportunidad. 

Este libro quiere ser un «despertador». Una voz de alerta para que no permanezcamos dormidos, para que no despertemos demasiado tarde y nos desesperemos por no haber vivido la vida que deseábamos y teníamos la responsabilidad de vivir. 

Este libro quiere colaborar en el «darse cuenta» personal de cada uno. Afirma rotundamente que esta vida es nuestra oportunidad para ser, crear y amar. Una oportunidad que, en la amplia perspectiva del tiempo y de la evolución, se revela maravillosa, increíble y milagrosa. 

Este libro es una llamada para que cada persona goce al máximo de sus 

650.000 posibles horas de vida y las viva con deleite, sea cual sea el laberinto que esté recorriendo y las dificultades que tenga para llegar a su centro. 

Este libro es un reto a reconocer nuestros orígenes, un homenaje a los que antes que nosotros tejieron la fantástica trama de la vida, la historia colectiva y, sobre todo, las pequeñas historias personales que nos han permitido llegar hasta aquí. 

Este libro plantea que de nosotros depende que haya vida antes de la muerte, que podemos hacer de ella una obra de arte y que, para conseguirlo, es preciso construir vidas sostenibles, invertir bien nuestra energía emocional, conquistar nuevos territorios interiores y ampliar los mapas del alma arriesgándonos y creando sentido. 

Este libro quiere ser un abrazo a la vida con todo lo que contiene. Un reconocimiento a las personas con las que compartimos un destino que se extiende en el tiempo y que se inició hoy hace ya 3.850 millones de años con una improbabilidad: la aparición de una primera célula viva 10.000 millones de años después de que la Nada desapareciera en la explosión inicial. 

Este libro lanza una rotunda pregunta: ¿Vivimos antes de morir? 

Aviso a lectores navegantes: el cuaderno de bitácora 

A ti, lector / lectora-navegante 

Algo importante se está moviendo. En nuestro mundo muy pronto va a producirse un salto que nos va a afectar: puede ser hacia la evolución y mejora de la humanidad o hacia un deterioro progresivo. Tú no vives al margen de lo que sucede. Estás inmerso en un ecosistema físico que es el resultado de la interrelación de todos los sistemas intelectuales y emocionales de las personas que lo habitan. Este sistema se nutre de la información aportada por todos los seres que lo habitan. En función de lo que cada uno aporte, la evolución irá en un sentido u otro. Al mismo tiempo, eres influido por este sistema. Lo que allí ocurre te concierne y te afecta. No puedes alegar ignorancia. No vale decir que eres tan poca cosa en un mundo tan grande que estás exento de responsabilidad. Tú colaboras participando en el equilibrio del sistema o desestabilizándolo . No eres un elemento neutro. Y esto te hace responsable. 

Lo que vas a leer te concierne y, a medida que avances, estas páginas te interrogarán, te retarán a investigar sobre tu vida y te abrirán algunas ventanas a través de las cuales podrás acceder, si así lo eliges, a una mejor calidad de vida. Nosotros sólo reflexionamos y proponemos a partir de nuestras vivencias y experiencias. Evidentemente, tuya es la elección. 

En la primera parte del libro titulada «La gran sinfonía de la existencia» buscamos en nuestros orígenes. Es interesante dedicar aunque sean unas páginas a reflexionar sobre el inicio de nuestro Universo, lo maravilloso de la aparición de la vida y de la evolución que ha hecho posible esta realidad: hoy estás tú aquí, alguien único que jamás volverá a existir, un ser improbable, nacido a pesar de las dificultades que, para sobrevivir y darte a luz, han tenido que hacer frente todos tus antecesores. No eres tan sólo el fruto de tus padres sino el sueño de trascendencia de miles y miles de personas que han nacido antes que tú y vivido en todos los tiempos y épocas, que han tenido la voluntad de vivir y procrear, que han luchado, amado y muerto. Tú eres el siguiente eslabón en su cadena. ¿Vas a desperdiciar la oportunidad de dejar tu legado? ¿Vas a ser figurante o protagonista en esta vida que se te ha dado? 

Lo que pasa en el mundo te concierne, lo que ha pasado te condiciona, lo que vendrá depende en buena parte de ti y de qué tipo de respuestas vayas dando. Tu universo individual no es físico sino mental: debes crear, crecer y creer además de darle sentido. De ti depende lo que sea porque te estás construyendo con cada paso que das, con tus respuestas o tu pasividad. Tienes el mundo y la vida que día a día creas para ti. No vale decir: «Es que no depende de mí»; «Es que es inevitable»; «Es que no puedo»; «Es que no es posible»; «Es demasiado difícil, cuesta mucho»… porque sí que depende de ti; sí que lo puedes hacer mejor; sí que puedes más si quieres; sí que puedes iniciar un movimiento para hacerlo posible; y además… ¿de dónde has sacado la idea de que vivir sea fácil? Gestionarse uno mismo no ha sido fácil nunca y, a partir de esta autogestión, influir en el resto del mundo menos todavía. O sea que ¡ya basta ya de quejas! 

Es hora de despertar. Es legítimo que dudes, pero pasa a la acción. Éste es uno de los objetivos que te proponemos con este libro-despertador. 

Si eres feliz con la vida que vives, te felicitamos. En las páginas que siguen podrás revisar tus estrategias, confirmarlas o reforzarlas. Esperamos que seas cómplice de algunos planteamientos, que te reconozcas en ellos, que los completes. Siempre podemos mejorar aún más y para ello es importante que recuerdes cuáles son tus puntos fuertes. Esperamos que este libro te pueda ayudar a reforzarlos. 

Tal vez no te gusta demasiado la vida que ahora tienes. Tienes dos opciones: continuar castigándote por ella y lamentándote de ella o bien ponerte a resolverla, es decir, a mejorarla. Si apuestas fuerte puedes hacer de tu vida una obra de arte. Pero no sirve de nada que desees una vida mejor si no haces algo para conseguirla. Los deseos sin acciones concretas sólo suponen más desgaste y frustración. En cambio, los sueños y deseos valiosos si se unen a la fuerza de la voluntad, de la perseverancia y del trabajo diario y se conectan a valores emocionalmente ecológicos pueden hacerse realidad. Es una cuestión de sentido, y de todo ello tratamos en esta primera parte del libro. 

En la segunda parte, «Energía para crear nuestro universo» te proponemos reflexionar sobre lo que te mueve en la vida. ¿Qué fuerza hace que cada día te levantes de la cama en lugar de quedarte allí protegido y pasivo? ¿Qué te mueve a hacer lo que haces, a decir lo que dices, a esconder lo que escondes, a destruir lo que destruyes o a crear lo que creas? ¿Te has construido una vida que se puede vivir o una vida insostenible que es para ti una carga que te aplasta y te ahoga? ¿Qué valores mandan en tus decisiones? Puedes moverte mucho, hacer mucho, trabajar mucho, cansarte mucho pero sentirte muy desgraciado e insatisfecho. Te proponemos dedicar un tiempo a analizar cómo gestionas tu fuerza. Hay energías emocionalmente ecológicas, es decir, renovables, sostenibles y limpias. Si te conectas a ellas vas a gozar de un óptimo nivel de vitalidad. En cambio si te conectas a energías contaminantes o las inviertes en objetivos de alto riesgo, puedes acabar aparcado en un territorio de simple supervivencia o hundido. Demos un paso más. ¿Sabes si tienes fugas de energía en tu sistema, zonas por donde se te escapa tu fuerza? Te proponemos detectar qué conductas son para ti desadaptativas. Si averiguas cómo pierdes energía podrás poner los medios para evitarlo. Además te vamos a sugerir algunas inversiones inteligentes que pueden darte grandes beneficios en el ámbito del bienestar y equilibrio emocional. ¿Te interesa? 

En la tercera parte del libro «Los mapas del alma» te proponemos recorrer tus territorios interiores. Dado que lo que eres por dentro se refleja en tu mundo exterior, es preciso que revises tus mapas mentales. ¿Están actualizados? ¿Los has dibujado tú o alguien te los ha dado hechos? Ten en cuenta que lo que ves no es lo que eres y que hay partes misteriosas de ti mismo a las que aún no has accedido. 

En estas zonas se hallan fuentes enormes de recursos potenciales que, con voluntad y esfuerzo, puedes extraer. Sí, decimos «esfuerzo». Palabra tabú. ¿Quién quiere esforzarse? ¿Acaso no se nos ha dicho que todo fluye si elegimos bien? Vamos a ser contundentes en esto: vivir es todo un arte y requiere tiempo, trabajo y esfuerzo además de amor. Una buena vida no es gratis, una buena relación tampoco, una buena vejez en ningún caso. Dependerá de en qué la inviertas, de cómo la gestiones, de los ingredientes que aportes, de tu valentía para salir de la zona de comodidad y seguridad y acceder a los espacios inciertos de crecimiento. Tal vez te preguntes si vale la pena el esfuerzo. Lo afirmamos con fuerza: lo vale porque tú lo vales. Si te cierras, te entierras. Te animamos a reflexionar sobre ello. Todo cambio genera miedo, uno de los dragones guardianes de las fronteras que nos limitan que puede llegar a paralizarnos. Es preciso vencerlo mirándolo a los ojos. Entonces se aparta y nos deja pasar. Vivir es ganar espacios interiores y exteriores. ¿En qué situación estás? ¿Amplías territorio o te repliegas y defiendes? 

Vivir es vincularnos. Tu vida no puede ser vivida al margen de la vida de los demás. No está en un lado la sociedad y en el otro tú y tus seres queridos. Esta reflexión nos lleva a valorar qué tipo de personas comparte nuestra vida y el tipo de relaciones que hemos construido con ellas, . Piensa que hace un siglo, si alguien se equivocaba en una relación de pareja y compartía su vida con una persona tóxica le esperaban como mucho veinte años de vida en común (aplicando el «hasta que la muerte nos separe»). Hoy en día una pareja puede convivir más de cincuenta años si no se separan. Demasiado tiempo para «aguantar» lo inaguantable. Es preciso pues, revisar la calidad de nuestras relaciones . ¿Ves a los demás como tus rivales o como tus colaboradores? ¿Consigues mantener la distancia adecuada para no invadir sus vidas? ¿Qué clima emocional generas cuando te hallas con las diferentes personas que participan en tu vida? 

Seguimos avanzando en este cuaderno de bitácora lectora. ¿Nos acompañas? Llegamos ahora a la cuarta parte titulada «Una melodía única e irrepetible». Crearla es tu misión. Nadie puede hacerlo por ti. Para lograrlo tienes el tiempo como aliado y todo lo que tú eres como materiales. No vale decir «es que no sé». ¡Si no sabes aprende! para eso estamos aquí. En esta parte del libro reflexionamos sobre el tiempo de vivir y sus posibilidades. Somos nosotros quienes llenamos de contenido nuestro tiempo. Podemos vivirlo como algo que se escapa, que se pierde, que se gana, que se guarda, que se recupera o bien vivir «en el tiempo» y asombrarnos, aprender, soñar, agradecer, rebelarnos, crecer… La vida lo tiene todo. Todas las posibilidades de ser y de hacer están ahí, a nuestra disposición. Sólo tenemos que decidir elegirlas y, eso sí, pagar los precios correspondientes. Y aquí puede estar el problema: deseamos determinada vida pero no estamos dispuestos a luchar por ella. Tal vez te lamentas: «no he tenido suerte». Pero vamos a ver… no se trata tener suerte sino de que te la fabriques. ¿Demasiado trabajo? 

Uno de los grandes cambios a los que nos enfrentamos en la sociedad occidental en los últimos años es el alargamiento de nuestra esperanza de vida. En poco tiempo la esperanza de vida ha pasado de cincuenta años a casi noventa. Hemos arañado cuarenta años, 350.000 nuevas horas de vida, para ¿hacer qué? ¿dejarlas pasar? ¿vegetar? ¿vivirlas enfermos y hundidos? ¿sufrir un constante goteo de pérdidas? ¿llorarlas? ¿quejarnos? ¿ser una carga para los demás? o, tal vez, para continuar creciendo, aprendiendo, gozando, creando, soñando proyectos y llevándolos a la realidad, experimentando nuevas formas de vivir , conocer nuevos paisajes vitales, mejorar la calidad de nuestras relaciones, aportar algo bello, bueno y sabio al amplio tejido de la humanidad. ¿Qué eliges tú? ¿Qué camino prefieres? Si lo tienes claro, ¡ponte en marcha! No te quedes esperando que venga alguien a poner en orden tu vida o tu mundo… no vendrá. Y no lo hará nadie porque es tu tarea y no la de otro. ¡Responsabilízate! No sea que cuando despiertes ya sea demasiado tarde. Si no haces nada… tu vida irá a peor. 

¿Te has preguntado qué sentido tiene disponer de más tiempo si no tenemos contenido que darle? Sin objetivos apasionantes para estos cuarenta años añadidos lo vamos a pasar muy mal. De hecho, socialmente ya lo estamos pagando: personas estresadas y con mal humor, inconscientes del gran privilegio que es vivir, lamentándose por tonterías, quejándose por cosas fútiles, viviendo sus horas sin conciencia de lo que sucede, perdidos en un submundo individual y egoísta donde el único centro de interés es lo que les ocurre a ellas mismas. 

Si hay algo que sabemos seguro es que moriremos. Nadie sale vivo de esta vida. O sea que dejemos de fingir que somos eternos, que «ya habrá tiempo» más adelante, que podemos permitirnos el lujo de desperdiciar nuestra oportunidad de existir. O será demasiado tarde. ¿Hay vida antes de morir? – nos preguntamos. En este capítulo final reflexionamos sobre algunos aspectos de la vida que, a menudo escondemos o aparcamos: la fugacidad, la provisionalidad, la pérdida, la vejez, el sufrimiento, la soledad y la muerte. Es posible que al llegar aquí te inquiete seguir la lectura del libro. La estrategia del avestruz que esconde la cabeza bajo el ala se basa en la creencia infantil de que «si no lo veo es que no existe». Nada más contrario al principio de la realidad, «lo que es, es» propio de la persona madura. Lo quieras o no, enfermarás igual, tendrás pérdidas, sufrirás, envejecerás, te sentirás solo y enfrentarás no sólo la muerte de las personas que amas sino también la tuya propia. Y dado que vas a cursar estas asignaturas vitales… ¿no crees que es más inteligente prepararte antes de que lleguen de improviso? 

Las soluciones preventivas siempre son mejores que las soluciones catastróficas. No es buena idea intentar enseñar a nadar a alguien que no sabe justo en el momento en que el barco naufraga. Su pánico no permitirá que atienda a razones ni oirá lo que se le dice, por sabias que sean las palabras. Es mucho mejor empezar antes, entrenar cada día, así en el momento de crisis o peligro nuestras respuestas están ya consolidadas. 

Pregúntate tal y como hacían los viejos indios cada mañana: «¿Será hoy el último día de mi vida?».Verás que, a partir de esta pregunta, el nuevo día adquiere otro sentido, más luz y más profundidad; diferenciarás claramente entre problemas y meros inconvenientes, entre lo esencial y lo superfluo y dejarás a un lado tonterías para dedicarte a vivir consciente. Esto es lo que hemos escrito en una de las pantallitas de nuestro teléfono móvil para tenerlo siempre presente: «Un día moriré, hoy me toca VIVIR!» 

Las preguntas que hallarás al final de cada capítulo son llaves que sólo tú puedes utilizar. Si les das una respuesta honesta pueden ser motores de cambio y mejora en tu vida. Sólo podemos cambiar nuestra realidad a partir de nuestro propiol cambio . Tenemos el mundo que tenemos porque somos como somos. Y si lo que no nos gusta del mundo es su injusticia, el sufrimiento, la pobreza y la violencia, deberíamos preguntarnos cómo participamos en ello: cuántas veces somos injustos con nosotros mismos y con los demás, de qué dolor evitable somos responsables, qué actitudes egoístas hacen más pobre nuestra vida, cómo gestionamos nuestras emociones caóticas y hasta qué punto contaminamos emocionalmente nuestro medio. No existe un mundo exterior independiente de lo que nos habita dentro. Si queremos mejorar el mundo sólo tenemos una opción:mejorarnos a nosotros mismos. Ésta es nuestra responsabilidad y no valen excusas. Hacerlo está en nuestras manos, en nuestra mente y en nuestro corazón. Sólo si nuestro corazón siente, nuestros ojos podrán ver saviamente. 

Gracias por acompañarnos. ¡Feliz ruta por el libro! ¡Ah!… y ¡650.000 horas bien vividas! 

Introducción

Para el hombre hay tres acontecimientos importantes: 
El nacimiento, la vida y la muerte, pero no es consciente de nacer, sufre cuando muere y se olvida de vivir 

Jean de la Bruyére 

¡Vivimos tan dormidos! 

En esta partida tú eres el tablero, la ficha y los dados. José Luís Cuerdai 

… Y el jugador también. Es importante no olvidarlo. No hay nadie que nos pueda sustituir en esta partida. Nuestra vida nos pertenece a nosotros y a nadie más. Fuera deudas e hipotecas. Las cuentas las debemos saldar con nosotros mismos. Si algo tenemos es tiempo y somos responsables de cómocon quién y para qué lo vivimos puesto que el por qué aún lo ignoramos. 

24 horas . 365 días = 8.760 horas /año 75 años . 8.760 horas /año = 648.240 horas ¿Lo dejamos en 650.000 horas? 

Un tercio de nuestra vida, dormimos. Si calculamos una media de vida de 75 añosii, habremos pasado durmiendo o descansando aproximadamente 24 años y medio. Otro tercio de nuestra vida lo habremos dedicado a actividades que tienen que ver con el mantenimiento en el sentido más amplio: trabajo -para tener de qué vivir-, desplazamientos, tiempos de espera, comidas, visitas al médico. Nos queda otro tercio que podemos gestionar: es el tiempo de aprender, de amar, de crear, de soñar, de solidarizarnos con la humanidad entera. Tiempo para hallar el «para qué vivir», el tiempo de la conciencia y del sentido. Un tiempo para vivir despiertos. 

¿Cómo vivimos nuestra vida?¿Qué sentido estamos dando a nuestra existencia? ¿Qué huella habrá dejado nuestro paso por el mundo? ¿A quienes habrá transformado nuestra presencia? 

¡Calcula! 

¿Cuántas horas llevas vividas? 

Edad . 8.760 horas / año = 

650.000 horas – número de horas vividas = 

Te quedan —————–horas teóricas para vivir lo que quieras vivir 

DE TI DEPENDE Su contenido Su amplitud 

Si bien no puedes alargar ni un momento más tu vida Puedes hacerla más amplia más rica más intensa y más consciente en cada momento ¿Qué eliges? 

¿Quieres que haya vida en tu vida antes de que llegue tu muerte? ¡Despierta! 

La gran sinfonía de la existencia 

¿Por qué existe algo en lugar de nada? Gottfried Leibniz Capítulo 1: Orígenes 

Un día nació el Universo, porque fuera de Dios o de la energía inicial, todo nace. Nació pequeño como un niño, como un cromosoma, pero ordenado como un niño, como un cromosoma llevando en su interior todo su futuro. Fue creciendo, creciendo, y a medida que crecía llenaba espacios. Él hizo nacer las estrellas y los planetas, el agua y la vida, finalmente al hombre, el animal pensante. Éste pensó el Universo. La comprensión del mundo es el regalo que el hombre hace al Universo como agradecimiento a lo que él ha recibido. 

Jordi Llimonaiii 

Nace el tiempo 

Si quieres hacer un pastel de manzana a partir de la nada, 
primero tienes que inventar el Universo. 

Carl Sagan 

Así explica Plotino el nacimiento del Tiempo en su obra Las Enéadas

«El tiempo no existía aún, descansaba… sumido en la Existencia eterna e inmóvil con Ella. Pero un principio activo interrumpió su descanso; pues el Uno poseía una facultad turbulenta y no podía soportar retener dentro de sí toda la densa plenitud de su posesión. Como una simiente en reposo, el principio de la naturaleza interior, desplegándose hacia el exterior, se abre camino hacia lo que parece una vida múltiple. Era la Unidad contenida en sí misma, pero ahora, al salir de Sí mismo, derrocha Su Unidad, avanza hacia una grandeza menor». 

En el principio del Universo… fue la luz. Nosotros también empezamos a ser cuando la luz de la conciencia nos ilumina. Nuestra verdadera vida se inicia cuando se pone en marcha en nuestro interior el principio activo que interrumpe nuestra inconsciencia. Entonces despertamos y nos damos cuenta de que vivir es un regalo. Nace nuestro tiempo y, sea cual sea nuestra edad, renacemos, ganamos territorios interiores y exteriores, descubrimos nuevos paisajes y vamos a la búsqueda del centro del «laberinto» para resolver la «ecuación» de nuestra vida. 

¿Vivimos despiertos? ¿Quien o qué nos ha despertado? ¿En qué momento se ha producido esta toma de conciencia? Lo cierto es que podemos vivir dormidos y despertar cuando ya se esté acabando nuestro tiempo y no es inteligente retener en nuestro interior toda la densa plenitud de posibilidades de ser. 

Sólo si hacemos y vivimos lo que amamos podremos bendecir la vida cuando nos llegue la muerte. Es preciso desplegar, abrir, potenciar y dar salida a nuestra mejor versión posible de ser humanos. Ésta es nuestra oportunidad y nuestra responsabilidad. ¡Avancemos hacia nuestra grandeza! 

Una línea sin rupturas 

Nada me interesa más que cuando uno da un rodeo por pueblos y estrellas lejanos 
para finalmente contar algo sobre «sí mismo» 

Friedrich Nietzscheiv 

¿Mucho tiempo? ¿Poco tiempo? Era la Nada. Fue la Vida. 

Somos muy, muy antiguos. En nuestra memoria genética hay fragmentos que se remontan a 3.800 millones de años de antigüedad. Estamos aquí porque la línea evolutiva de la que formamos parte no se ha roto en ningún momento. Hemos superado cinco grandes extinciones y muchas otras de menores. En algunos momentos de la evolución, desaparecieron entre el 70-90% de especies. Aproximadamente cada 100 millones de años tiene lugar una gran extinción en nuestro planeta Tierra. 

En la era de los dinosaurios, nuestros antecesores aprendieron a esperar, a replegarse y a esconderse. Eran pequeños, peludos y vivían en madriguerasxi. Cuando hace 65 millones de años tuvo lugar el último gran cataclismo -la quinta gran extinción-, ellos utilizaron las ventajas acumuladas durante 150 millones de años para empezar a crecer y a evolucionar. Mucho más tarde aparecieron los homínidos y habitaron en cuevas. Y aprendieron, se adaptaron a las condiciones más duras y diversas, colaboraron entre ellos, ganaron territorios exteriores e interiores y evolucionaron. 

Nuestra historia como Homo sapiens es muy breve. Nuestra historia como individuos mucho más. Pero aquí estamos hoy, ocupando nuestro lugar en la cadena de la vida y viviendo nuestra gran oportunidad. 

Polvo de estrellas 

Universo. Todo es luz. Fotones en movimiento. Energía. Materia que es energía. Materia más vacía que llena. Átomos «repletos» de vacío. 

Somos materia. Somos energía. ¡Somos espacio! ¡Somos vacío! La solidez es una ilusión. Somos seres espirituales. Campos de energía dentro de un enorme campo de energía mayor. Un Universo interconectado. 

Átomos que son desde el origen. Partes minúsculas de otros cuerpos, plantas, árboles, y animales. Han cooperado, cumplido su función y vuelto a individualizarse. Han pasado un tiempo sin ser parte de nada vivo. Se han incorporado a un nuevo sistema han cumplido su papel y se han vuelto a separar. 

Polvo de estrellas… Luz de estrellas… Pura energía: Nosotros. Yo Tú Un misterio. 

La vida es toda una 

Ser consciente de uno mismo equivale a ser consciente de
lo que no es uno mismo. Sea por tanto el resto del Universo. 

Jorge Wagensberg 

No hemos aparecido aquí de repente. Para que nosotros hayamos llegado a existir han tenido que pasar millones de años repletos de caos, destrucción y combinaciones increíbles que no salieron bien. Pero la creación dinámica que se inició hace ya 13.700 millones de años no se ha detenido. 

Partimos de un Universo sin vida, pero con energía concentrada. La energía se libera y se transforma en materia. En algún momento, una chispa, una combinación diferente… y aparece la vida. ¿Casualidad? ¿Causalidad? Nadie lo sabe explicar del todo. Pero una vez la vida inicia su andadura, nada la detiene. A lo largo de millones y millones de años avanza de lo simple a lo complejo, experimenta formas, selecciona, elimina, hace, rehace, junta, separa…La VIDA, toda una. 

Cada parte es necesaria en la totalidad. Todo mantiene un delicado equilibrio. La destrucción de una especie puede suponer la muerte de otras y la inestabilidad de las demás. Un ejemplo: Los seres humanos no estaríamos aquí si elimináramos todas las bacterias que hay en nuestro mundo. Moriríamos porque las necesitamos para nuestro metabolismoxii. Estamos tan imbricadas unas especies con otras que cada vez que se extingue una de ellas, algo nuestro muere. Somos parte de un gran Todo y a la vez un todo por sí mismo. Lo que ocurre a las partes nos concierne. ¿Somos conscientes de ello? Serlo supondría asumir la responsabilidad de proteger, cuidar, mimar, y desplegar la Vida, y ¿cómo vamos a hacerlo si en ocasiones no protegemos ni cuidamos ni mimamos ni desplegamos la nuestra? ¿Empezamos por aquí? 

La vida quiere ser 

Los seres humanos estamos aquí porque nuestra línea concreta nunca se rompió ni una sola vez
en ninguno de los miles de millones de sucesos que podrían habernos barrido de la 
historia. 

Stephen Jay Gould 

La vida quiere ser. La vida de cuando en cuando se extingue. La vida sigue. 

La vida quiere ser. ¿Queremos nosotros «ser con la vida»? Si lo miramos con cierta perspectiva nuestras posibilidades de ser eran escasas y precarias. Y aquí estamos: nosotros escribiendo y vosotros leyendo este libro. Todo un milagro. Así nos lo cuenta Jostein Gaarder en este bello párrafo de su libro «El misterio del solitario»xiii: La posibilidad de que ninguno de nuestros antepasados muriese de niño era de una contra millones. Porque no se trata tan sólo de la peste negra, sino que además, todos tus antepasados se hicieron mayores y tuvieron hijos incluso durante las peores catástrofes naturales e incluso en los tiempos en los que la tasa de mortalidad infantil era muy elevada. Naturalmente muchos sufrirían enfermedades, pero siempre se recuperaron. En este sentido has estado a un paso de la muerte cien mil millones de veces. Cada vez que han volado flechas por los aires tus posibilidades de nacer estuvieron bajo mínimos. Y aún así, aquí estás bajo el cielo, ¡hablando conmigo! 

Todos nuestros ascendientes han tenido suficiente atractivo o coraje para hallar pareja y transmitir su herencia genética antes de morir. No han podido con ellos ni guerras ni catástrofes ni cambios climáticos ni cataclismos. Siempre, y en todos los casos, han sobrevivido. Nuestra línea genética está formada por seres fuertes, por luchadores. De alguna forma, todos ellos siguen viviendo en nosotros. 

Nacemos… morimos. Hemos nacido… moriremos. 

650.000 horas. ¿Cuántas horas hemos vivido conscientes? ¿Qué vamos a hacer para vivir mejor y llenar de contenido las horas que nos quedan? ¿A qué y a quién dedicamos nuestra vida en estos momentos? ¿Vamos a malgastar nuestra improbable posibilidad de ser? Aquí estamos. Bajo este cielo nuestra vida sigue, y queremos ser. 

i Diálogo película «Los girasoles ciegos». Novela escrita por Alberto Méndez y película dirigida por José Luis Cuerdaii Somos conscientes de que en nuestro país la media supera con creces los años que proponemos. La cifra está sugerida por Bill Bryson en su «Una breve historia de casi todo». RBA bolsillo. Pensamos que es una cifra simbólica y más general si hacemos media con otros países. iii Viure. Edicions 62. Barcelona, 1996. Traducción de los autores. iv Fragmentos póstumos. Verano 1880. Abada editores, S.L..Madrid, 2004 

v

Último cálculo efectuado por la NASAvi Ordovicico 440 millones de años vii Devónico 365 millones de años (aumento de niveles de oxígeno. Plantas gigantes.viii Pérmico hace 245 millones de años (se extinguen el 95 % especies) Abre la puerta al reinado de los dinosaurios ix Triásico hace 210 millones de años 

x

Cretáceo. Extinción de los dinosaurios y del 75% de las especies. Se abre el paso al desarrollo de los terápsidos (rama de la que surgirán nuestros antepasados homo)xi Protomamíferos o Terápsidos antecesores de los mamíferos (hace unos 150 millones de años)xii Por ejemplo forman parte de nuestra flora intestinalxiii Editorial Siruela. Madrid, 1995

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