«…En el apego, en el deseo de posesión, negamos al otro y creamos con él o ella, un mundo que nos niega…»
Humberto Maturana
Esta es la síntesis de la historia – creada constructivistamente y leída sistémicamente —de una región (hija) que, sin dejar de pertenecer a la «familia» franco-alemana, (padres) quiso ser ella misma.
La característica de Alsacia, su tragedia y su destino es, precisamente, la persistente y pacífica búsqueda de una relativa autonomía y de una identidad propia.
UN POCO DE HISTORIA
«La familia alsaciana» o simplemente Alsacia, es una antigua provincia de Francia cedida a Alemania en 1871, pero luego de la derrota alemana en la primera Guerra Mundial de 1914-18, es devuelta a Francia en 1919.
Francia lanza una verdadera cruzada anticlerical y antigermanófila. Una plaga de inspectores, profesores y otros ores se abate sobre la provincia francesa y lo que no puede transformar del paisaje, lo intenta con la cultura alsaciana y la lengua en particular.
Recordemos que el alsaciano es un tipo de alemán bastante particular: habla alemán, francés y un dialecto propio; posee una tradición y una historia alemanas, un aspecto germano y una cultura franco-germana.
Los franceses intentaban entonces «solucionar» el problema alsaciano. Para ello, lanzan esta cruzada antigermana y, como el efecto produciendo la causa (profecía auto-cumplidora), este ataque a la identidad alsaciana produce la resurrección, con mayor ímpetu que nunca, del autonomismo y la germanofilia alsaciana. En las primeras elecciones legislativas, el resultado es una mayoría de representantes autonomistas; por otro lado surgen movimientos en defensa de la religión. Ante esta reacción, el gobierno francés confirma sus sospechas: el problema alsaciano «existe» y hay que combatirlo sin dilación y con la mayor energía.
Vale aclarar, por si hiciera falta, que lo único que pretendían los alsacianos era hacer respetar sus tradiciones, sus costumbres y ello, de más está decirlo, sin dejar de pertenecer a Francia. Sin embargo, el gobierno francés «sabe» que detrás de estos movimientos se esconde, agazapado, el enemigo (que sólo puede ser Alemania).
Llueven los arrestos e inclusive, rozando la tragicomedia, se persigue judicialmente a Albert Dürer, artista, presunto autor de grabados subversivos: se trataba por supuesto, de A. Dürer, artista alemán del siglo XV (1471-1528). Esta persistencia, este más de lo mismo o solución intentada francesa, dará sus frutos: más allá de cierta reacción moderadamente autonomista, se crean algunos focos de acérrimos germanófilos que se convertirían, con el correr de los años, en quintacolumnistas nazis. Estas últimas consecuencias de las «soluciones» francesas no hacen más que corroborar la existencia, la «realidad» del problema alsaciano…
Durante la ocupación alemana en la Segunda Guerra Mundial, los alemanes recrean el problema alsaciano. La cruzada es de signo contrario: se trata de eliminar todo vestigio de cultura francesa. La reacción es una entusiasta defensa de los valores franceses y una organizada resistencia contra el invasor. Esto no deja de confirmar —una vez más— en los alemanes, la realidad del problema alsaciano. La solución germana es la misma de sus antecesores, aunque con un matiz de crueldad más acentuado. Miles de alsacianos, considerados alemanes, son enviados al frente ruso. A los desertores y a los rebeldes se los interna en el campo de concentración de Struthof.
Peor tratada por Alemania que las otras regiones de Francia, Alsacia liberada será depurada una vez más: alrededor de 40.000 alsacianos, declarados colaboracionistas, serán encerrados, en 1944, en el conocido campo de concentración de Struthof.
En menos de un siglo, los habitantes de esta región cambiaron cuatro veces de Estado. En cada oportunidad se les pidió, más o menos imperativamente, cambiar también de Nación, es decir, renunciar a sus particularidades, siempre consideradas como extranjeras por el Estado-nación victorioso.
Hoy en día, esta castigada provincia goza de un régimen jurídico, de un estatuto religioso y de un sistema escolar propios. Es la única provincia francesa que posee una autonomía relativa… pero autonomía al fin.
Lo que sigue es la construcción de una entrevista terapéutica ficticia. Una familia alsaciana consulta a un terapeuta sistémico —igualmente imaginario que llamaremos Otto Franz Des Champs Elysés— por un problema de personalidad o si ustedes prefieren, por un conflicto de lealtad familiar o de autonomía de hijo con respecto a los padres.
La Consulta: Reformulando la Historia
(En un consultorio sistémico, allá por el 46)
Familia Alsaciana (F. A.): —Se imagina doctor, toda esta mezcla de chucrut y foie-gras, de alemán y francés, estos continuos cambios de gobierno, las persecuciones, esta cuestión cultural de ser un poco esto y otro poco lo otro, o sea nada definido…
Terapeuta (T): —Entiendo, pero dígame, si no me equivoco, poseen y conservan una rica lengua vernácula —el alsaciano—, una de las pocas lenguas vernáculas sobrevivientes en nuestros días, ¿no es cierto?
F.A.: —Sí, es cierto, pero…
T (interrumpiendo cortés pero firmemente): -Disculpe interrumpa: pero si no lo hago, me olvido lo que estaba por decir. El hecho de haber sobrevivido a tantas persecuciones debe haber conformado una fuerte y sólida personalidad, sólida y plástica a la vez, me imagino.
F.A.: —Claro, bueno, en realidad no lo habíamos visto de ese modo…
T.: —Hoy serían calificados de individuos resilientes
F.A.: —¿Y eso es grave doctor? (pregunta el esposo con aire preocupado)
T.: —No, la resiliencia es más bien una cualidad por cierto infrecuente, de personas, que no solamente sobreviven a situaciones muy difíciles sino que además logran construir desarrollos positivos a partir del desafío de las dificultades que les toca afrontar.
F.A.: —¡Mire usted, una cualidad! (contestan al unísono la madre y los hijos adolescentes mirándose entre sí).
T.: (El terapeuta prosigue como si no hubiese escuchado, mirando para arriba como alguien que trata de recordar algo que leyó y lo cita de memoria) –En definitiva han generado sin duda alguna, como bien lo expresa el profesor Von Heinrich Blun De La Baguette en el primer tomo de su «Historia de Alsacia y el Carácter Alsaciano»(1), una rica amalgama de distintas y prestigiosas culturas, una rara combinación de rigor y talento prusiano con la fineza y el genio francés, algo así como un Adenauer y un Goethe y un Moliére y un Debussy, ¡qué antepasados ilustres! …
F.A.: (silencio respetuoso y admirativo de los integrantes de la familia)
T.: (Retomando, luego de una larga y estudiada pausa) – Claro, ustedes pueden decirme que esto es historia y quizás les resulte algo ajena …
F.A. —Bueno, en fin, no… (alcanza a balbucear el padre)
T.: —Todo el mundo sabe que ustedes poseen una lengua propia, comidas regionales, festivales de reputación mundial; y todo esto mantenido y realizado contra viento y marea, resistiendo y desarrollando una rica y sólida identidad. Es indudable que capas sucesivas de generaciones poderosas han sedimentado y creado un humus fecundo, creando de esta manera una fuerte personalidad, rica en matices…
F.A.: —¡Ah!? (sorprendidos)… ¿le parece profesor, pero y nuestra identidad?. En definitiva ¿qué somos?
T.: —Bueno, no soy un experto, pero entiendo básicamente que son franceses –lo cual bastaría y sobraría- claro que son un tipo particular de franceses: franceses-alemanes.
(Luego de otra estudiada pausa el terapeuta agrega enfáticamente): Pero ente todo, son nada más ni nada menos ¡alsacianos!
El terapeuta se levanta indicando que la entrevista termina y poniéndose de pie agrega:
-En fin, la cosa tiene que sedimentar, además quizás se vayan optimistas pero … quién dice que esto vaya a durar …
F.A.: —(Perplejos) ¿Qué es lo que va a durar, profesor?
T.: —(Inclinando la cabeza, en actitud one-down) Por favor, no me llamen profesor. Me refiero a que no sé si van a poder vivir sin estar satisfaciendo a «Papi» Francia y a «Mami» Alemania.
Por ahí sienten la necesidad de protegerlos, de hacerles sentir que detrás de esa cáscara de autonomismo, subyace un deseo inconsciente de pertenecer a alguna de las dos culturas. Es cómodo que siempre decidan por uno, y no ser responsable de nada… (Luego de una breve pausa, como si hablara consigo, el terapeuta concluye). Claro que tiene sus desventajas. No permite el despliegue de nuestras potencialidades.
De todos modos, el crecimiento es para los que tienen tela para el cambio, la autonomía se merece. Se conquista.
En un seguimiento posterior, realizado por un grupo de investigadores liderados por el Lic. Hans Des Champs Elysées, hijo de Otto, sesenta años después, supimos que los consultantes habían alcanzado un alto grado de desarrollo, como dijimos en la primera parte del trabajo (ver parte histórica).
Epílogo
Un renombrado historiador francés —Michelet— dijo una vez refiriéndose a Alsacia: «La unidad de Alsacia es más espiritual que física; la anima un sentimiento comunitario profundo, una voluntad tantas veces afirmada por su población de perseverar en su ser. En este punto, Alsacia representa quizás más que ninguna otra provincia, una persona».
(*) Seudónimo utilizado por el Lic. Des Champs.
El Lic. Des Champs, es psicólogo, psicoterapeuta de individuos, parejas y familias. Ex profesor de grado y posgrado de la U.B.A. y de la universidades Kennedy y Maimónides donde introdujo las primeras materias sistémicas de grado. Fue formador de operadores profesionales y no profesionales de la Secretaria de Adicciones de la Provincia de Buenos Aires. Es profesor adjunto de la carrera de Psicología de la Universidad de Morón y profesor invitado en el posgrado de Psicogerontología en la Universidad Maimónides, en la carrera de Psicología de la UCES y en diversas instituciones publicas y privadas del la Argentina y del exterior. Ha escrito, compilado y editado artículos y libros en publicaciones locales e internacionales. Miembro fundador, docente y supervisor de la Escuela Sistémica Argentina (ESA), asociada al Mental Research Institute de Palo Alto y a la Escuela de Terapia Familiar de Barcelona. Editor y director de Perspectivas Sistémicas durante 19 años y actual director de Perspectivas Sistémicas On Line ( www.redsistemica.com.ar ; e- mail: info@redsistemica.com.ar
** Cita de H. Maturana extraída de «Biología del fenómeno social», Terapia Familiar, Año X, Nº 16, 1987. Obra imposible de hallar hoy en día por cierto.
Nota sobre el artículo:
Este artículo fue publicado originalmente en Perspectivas Sistémicas Nº 2, año 1, ago/sep. 1988.
Fue reproducido con correciones del mismo autor en la revista MOSAICO:
Revista de la Federación Española de Asociaciones de Terapia Familiar.
Journal of the Spanish Federation of Family Therapy Associations
Abril 2005 (Cuarta Época) Número 31
La versión publicada on line corresponde a la edición corregida de Mosaico.