La experiencia de Geel y la terapia sistémica* «Ser aceptado como uno es»**

La experiencia de Geel (Bélgica), ciudad donde desde el siglo XII se albergan enfermos mentales en el seno de familias nutricias (putativas) o sustitutas, es conocida sobre todo en el área de la psiquiatría social.

En la actualidad, ochocientos cincuenta pacientes crónicos, son albergados en el seno de alrededor de seiscientas cincuenta familias; los miembros de estas familias han sido, en su mayoría, criados en familias que a su vez habían albergado este mismo tipo de pacientes.

Numerosos trabajos han dado cuenta de esta experiencia, pero generalmente desde el punto de vista de la psiquiatría social y como una alternativa a la institucionalización (ver bibliografía).

Una excepción notable es la tesis doctoral de Ferdinand Cuvelier que data de 1974. Esta tesis se titula: La interacción entre el paciente psiquiátrico y la familia nutricia o sustituta de Geel. Algunas de sus conclusiones coinciden con nuestras propias observaciones.

En uno de sus artículos («La familia nutricia o sustituta de Geel como microcomunidad terapéutica», de La información psiquiátrica, LII, 8, 1975, pp. 915-930), F. Cuvelier indica cómo las relaciones cotidianas en el seno de esta pequeña comunidad reemplazan los dobles vínculos en los cuales estaba atrapado anteriormente el paciente. Insiste en la importancia de un estudio profundo de este tipo de terapia y subraya el «libre juego de las fuerzas interaccionales que van a desarrollarse entre los pensionarios y sus familias para desembocar en una acomodación interpersonal».

Nos proponemos en estas pocas líneas esbozar modestamente algunos puntos que nos parecen interesantes para el campo de la terapia familiar a partir de esta experiencia.

Cambio de contexto y desaparición de los síntomas

Nos han descrito casos donde una persona o un individuo institucionalizado durante más de diez años, veía desaparecer por completo sus síntomas en el seno de la familia nutricia o sustituta.

En el primer caso, se trataba de una persona que se arrodillaba y rezaba al Señor con fervor en todo momento durante el día. Este comportamiento tornaba difícil todo intento de integración de este paciente.

Los miembros de la familia nutricia se sorprendieron extraordinariamente de no ver manifestarse este esperado síntoma.

Se podrían conjeturar diferentes razones que expliquen la interrupción del comportamiento sintomático:

  • a) la familia espera el síntoma y se prepara para él. El paciente también está prevenido. Esto puede parecerse mucho a una prescripción del síntoma.
  • b) la familia en la cual ha sido albergado el paciente francófono se expresa en neerlandés. Los niños en esta familia aprendían el francés en la escuela, el paciente se encontró por lo tanto en el rol de quien ayuda a una familia como profesor particular de los chicos más que en el rol de enfermo.
  • c) el comportamiento del paciente que pudo haber tenido una función en su familia de origen o en la institución, ya no tenía la misma función en este nuevo contexto.

Quizás, ya no era más necesario en esta familia, donde nuevos lazos se habían tejido.

En el segundo caso se trata también de un paciente crónico, Dominique1, que sufría de un largo pasado de alcoholismo y de perturbaciones comportamentales.

Nosotros visitamos a la familia que albergaba a este paciente junto a otros dos pensionarios. Los pensionarios ayudaban en la granja que pertenecía a la familia nutricia. También en este caso, los síntomas del paciente habían desaparecido. El padre putativo o sustituto nos explicó los intentos que había hecho para acercar al paciente a su familia de origen. Durante un encuentro con la familia de origen, mientras que los miembros de esta familia ocupaban la mayor parte del tiempo reprochándole a Dominique sus extravagancias del pasado, el paciente insistió para que el padre sustituto se sentara a su lado. Este hecho nos fue informado como testimonio de las relaciones excelentes que existían en este nuevo sistema familiar.

En este caso igualmente, de una forma casi experimental, vemos cómo el pertenecer a contextos diferentes puede modificar fundamentalmente la manifestación de una sintomatología.

Momentos claves del ciclo de vida, pensionario y homeostasis

En Geel, los pensionarios son colocados, son ubicados en estas casas de familia por el hospital. Un enfermero pasa regularmente para verificar el estado de salud y mantener el lazo entre la familia sustituta y el hospital.

Uno de estos enfermeros nos dijo que sucedía frecuentemente que una familia nutricia tomara un nuevo pensionario en el momento de la partida de un niño que se convertía en joven adulto o de la muerte de un cónyuge. Nuestro interlocutor explicaba eso por el hecho de que entonces quedaba una habitación disponible.

Nuestra práctica de psicoterapeutas familiares nos ha habituado a encontrar familias que vienen a consultar, justamente en esos momentos claves del ciclo vital. La partida de un miembro de la familia necesita en general un cambio de reglas en el funcionamiento del sistema familiar, cambio que no siempre resulta fácil cuando las reglas son rígidas.

Quizás podríamos también observar en este proceso, donde pensionarios son recibidos en momentos claves del ciclo vital, un intento de parte de la familia sustituta de no cambiar radicalmente las reglas de su sistema familiar sin correr el riesgo de una nueva sintomatología.

Dobles vínculos y ensambles creativos

Uno de los puntos que nos pareció más interesante durante nuestra visita a Geel es el siguiente.

Sucede que el pensionario vaya de familia en familia hasta que encuentre una familia sustituta con la cual se sienta mejor y en la cual va a permanecer durante años.

Por otra parte, no existe ningún asesoramiento para estas familias.

La familia considera al pensionario como a alguien que presenta perturbaciones aceptadas como tales. La meta de albergarlo no es curar al pensionario, sino ofrecerle un contexto de vida diferente al de la institución, contexto en el cual el pensionario puede a veces trabajar para ayudar a aquellos que lo albergan.

En este marco, en donde el paciente no está obligado a quedarse con una familia en particular y donde puede ir de familia en familia, nos parece que «ensambles» particularmente felices pueden manifestarse. Soluciones nuevas pueden surgir en el encuentro de un pensionario y una familia sustituta.

Querríamos presentar el caso de Antonio.

Antonio tiene alrededor de setenta años. Originalmente proviene de una familia burguesa de una ciudad francófona de Bélgica. En el pasado tuvo problemas que presenta como «delitos anormales», delitos por los cuales hubiese sido internado en la sección psiquiátrica de una prisión. Sufrió una leucotomía hace unos cuarenta años y se encuentra hoy albergado en la casa de una viuda perteneciente a la burguesía local.

Antonio, en la opinión de la persona que lo alberga, no ayuda en la casa más que para colocar su propio plato en la mesa. Por lo demás, va a las actividades de ergoterapia organizadas en el hospital. Antonio es perseguido por la voz del señor «C» que lo acusa de no comer más que media tostada por día con el fin de prepararse a volver a la prisión donde su destino estará a la altura de sus delitos. Antonio, antes de salir, dirá por ejemplo a la persona que lo alberga: «Yo no quiero comer, el señor ‘C’ me lo ha prohibido». Por otra parte Antonio pondrá un solo cubierto destinado a él mismo.

Esta es una típica situación de doble vínculo: en el nivel verbal Antonio pide no ser alimentado; en el nivel no-verbal manifiesta el deseo de que le sirvan de comer.

Básicamente, lo que sucede en estas situaciones es que se responda a uno de los dos niveles.

Si se le niega aceptar la demanda verbal insistiendo, por ejemplo, sobre la necesidad de alimentarse, no se responde más que a un solo nivel, el nivel no-verbal, y se descarta el pedido opuesto expresado en el nivel verbal.

Si se acepta no preparar comida, se responde al pedido explícito, pero se ignora la expectativa que el paciente tiene de su comportamiento no-verbal.

Por otra parte, si uno señala la contradicción entre los dos pedidos expresados, no está teniendo en cuenta el dilema en el cual está encerrado el paciente en los dos niveles de su realidad que trata de expresar al mismo tiempo.

Sin darse cuenta, la persona que alberga a Antonio va a encontrar una forma original de responder a los dos niveles del doble vínculo al mismo tiempo, En efecto, ésta va a aceptar lo que Antonio le dice antes de partir y a la vez le va a preparar la comida. A su vez Antonio comerá sin ningún problema, mostrando perfectamente que él no vive esta comida como una descalificación de lo que ha expresado anteriormente.

Este ejemplo demuestra para nosotros la riqueza y la creatividad natural de las personas y de las familias en ciertos contextos. Es evidente que es la posibilidad de la elección recíproca entre un pensionario y una familia lo que permite soluciones tan abiertas donde la sintomatología deja de ser algo que es señalado con el dedo, criticado y amplificado.

Ser aceptado como uno es

Uno de los elementos que hemos retenido de esta visita a Geel es la riqueza de un contexto donde el paciente es aceptado tal cual es. No hay pedido de cambio ni expectativa terapéutica de parte de la familia.

Esto modifica completamente lo vivido por el pensionario quien, hasta ese momento, había estado en contextos terapéuticos donde se esperaba que cambiara. 

Es, quizás, la conjunción de la aceptación del síntoma y del pertenecer a un nuevo sistema familiar más flexible, lo que permite crear nuevos ensambles, abrir nuevas valencias y ampliar el campo de lo posible, de la «realidad». 

Quizás también podríamos, como terapeutas, interesarnos más de cerca por las soluciones halladas en estos nuevos sistemas familiares y aprender así de la creatividad de las familias flamencas de Geel.

NOTAS

1 – Por supuesto el nombre ha sido cambiado para preservar el anonimato del pensionario.

* Artículo publicado en «Cahier Critiques de Thérapie Familiale et de Practiques de Réseaux» (Systémes, Families et Crises, pág. 141). Traducción Claudio Des Champs.

** Título de la Redacción.

*** El Dr. Mony Elkaim es Psiquiatra, Profesor de la Universidad Libre de Bruselas, Formador en Terapia Familiar en Bélgica, Francia, Suiza y Canadá.

Dirige un Instituto de Terapia Familiar en Bruselas. Es director de la publicación : » Cahiers Critiques de Therapie Familiale et Pratiques de Reseaux». Dirige la colección de Libros «Couleur Psy » de las ediciones Du Seuil que edita 5 libros al año. Dirige el Board of Training Institute Chamber que incluye 130 instituciones de EFTA, de la cual fue presidente fundador (Asociación Europea de Terapia Familiar). Es Presidente electo de la Asociación Europea de Psicoterapia que congrega a 25 países del mercado común europeo más muchos otros países. Tiene numerosos artículos y libros publicados y otros en camino por publicar. Otras notas y entrevistas a Mony Elkaïm en Perspectivas Sistémicas Nº 2, 4, 18 y 42. 

El Dr. Paul Igodt es psiquiatra, director de la Sección de Terapia Familiar del Communicantium en la Clínica Universitaria de Lovenjoul.

BIBLIOGRAFÍA

  • Dumont, M. P. y Aldrick, C. K., «Family Care after a thousand years. A crisis in the Tradition of St. Dympna» en American Journal of Psychiatry, 119, 1962, pp. 116-121.
  • Matheussen, H.: «Gezinsverpleging» en Mozaïk, V. 19, 1973, pp. 48.
  • Roosens, E.: Geel. Een unicum in de psychiatrie. Mentale patienten in de gemeenschap, Antwerpen, Amsterdam, 1977.
  • Roosens, E.: Des fous dans la ville?, Geel (Belgique) et sa thérapie seculaire, P.U.F., Paris, 1979.
  • Srole, L.: The Geel Family Care Research Project. An introduction, Geel, 1975

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *