Lectura del pensamiento en el diálogo soviético-americano*. Informe del proyecto sobre supuestos y percepciones que alimentan la carrera armamentista

Imagínese entrando a una habitación en Moscú, repleta de representantes de las dos superpotencias y sus aliados. En las paredes usted observa carteles con enunciados ofensivos hacia los EE.UU. y la URSS.

De un lado de la habitación se lee «La Unión Soviética tiene bajo nivel cultural», «La Unión Soviética busca dominar el mundo por la fuerza». Del otro lado lee «Los EE.UU. apoyan la violencia y el terrorismo en el mundo», «Los americanos son egoístas y materialistas». Usted escucha hablar en ruso, inglés, alemán y otros idiomas. Las palabras se dicen con emoción, pero sin ira. ¿Cómo es esto?

En su imaginación usted ha viajado al Congreso Internacional de Médicos para la Prevención de la Guerra Nuclear (1987), más específicamente a un workshop vivencial titulado «Explorando supuestos y percepciones que alimentan la carrera armamentista». El workshop fue conducido por el Dr. Richard Chasin y su colega soviético Dr. Marat Vartanyan, con la ayuda del sociólogo soviético Nikolai Popov y el director ejecutivo del Centro de Estudios Psicológicos en la Era Nuclear, Dra. Paula Gutlove.

El workshop evocó distintas emociones de sus participantes: perplejidad, dolor, curiosidad. Pero no generó acusaciones, contra-acusaciones, hostilidad. Esto fue debido, en parte, a que los participantes eran sujetos comprometidos en la reducción de las tensiones internacionales y en el entendimiento transcultural. Pero en gran medida la atmósfera había sido cuidadosamente creada a través de una técnica que los terapeutas utilizan frecuentemente en el trabajo clínico con familias con problemas.

Esa técnica, llamada cuestionamiento circular, se utiliza en terapia familiar para ayudar a los miembros de la familia a que comprendan las perspectivas de los otros, revela el poderoso rol que las percepciones de los individuos juegan en la conformación y sustento de patrones de creencias y comportamientos dentro de la familia.

El método es extraordinariamente indirecto. Implica preguntarle a uno de los miembros qué es lo que él piensa que otro integrante de la familia piensa, inclusive sobre los pensamientos de un tercero. Por ejemplo, se le pregunta a un padre qué piensa que su esposa piensa cuando su hijo se niega a participar de un evento familiar. O se le puede pedir a la esposa que imagine qué piensa su esposo que ella piensa en la misma situación. O se le puede preguntar a la esposa qué piensa que su esposo piensa cuando ella falla en los métodos de disciplina. Cuando contestan estas preguntas los sujetos se sientan, típicamente, en el borde de sus sillas, con curiosidad por saber qué piensan los otros que ellos piensan (el inventor del cuestionario circular una vez lo llamó «chusmerío organizado» ).

En el contexto del workshop en Moscú se pidió a soviéticos, americanos y aliados que «leyeran la mente» de las contrapartes de las superpotencias adversarias, y que realizaran una lista de supuestos peligros que ellos sentían que eran sostenidos por los otros acerca de ellos. Los enunciados sobre los EE.UU. mencionados anteriormente no fueron hechos por los soviéticos, sino por americanos intentando «leer la mente» de los soviéticos. Y las más duras críticas sobre los soviéticos vinieron de los mismos soviéticos, al intentar «leer la mente» de los americanos. No hubo acusaciones de un lado hacia el otro. Los pensamientos y sentimientos que aparecieron en esta tarea circular movieron a ambas partes a un entendimiento más profundo sobre lo que cada uno supone acerca de las percepciones del otro, y a apreciar el rol que estas suposiciones juegan al alimentar la hostilidad entre las superpotencias.

El listado y la discusión de estos supuestos constituyó la primera tarea del workshop. La segunda tarea ofreció a los participantes una oportunidad para anular los atributos, que ellos mismos habían escrito, como supuestos mantenidos por los adversarios. De dieciséis supuestos discretos, generados por cada lado, se invitó a cada participante a anular cuatro y a realizar un comentario de una oración sobre el supuesto que le producía mayores sensaciones.

Los soviéticos y sus aliados anularon frecuentemente los atributos (nuevamente, los que ellos creían que los americanos les adscribían), sobre que los soviéticos buscaban dominar el mundo por la fuerza, y que sus iniciativas de paz eran meros recursos propagandísticos. Una mujer soviética se excedió en su límite de una oración, en una emotiva desaprobación del último supuesto:

«Los soviéticos saben lo que es la guerra. Perdimos veinte millones de personas (en la segunda guerra), muchos quedaron inválidos. Todavía tienen pesadillas. Mi generación todavía siente el dolor de la guerra. Incluso duele hablar de eso. Puede haber mucha gente insatisfecha con el orden socialista, pero les aseguro que ustedes no van a encontrar ni una persona a favor de la guerra. Tenemos distintos puntos de vista, hay disidentes, según como los llaman ustedes, pero ni una sola persona a favor de la guerra».

Los americanos anularon frecuentemente el atributo (que ellos suponían que los soviéticos les adscribían), que los americanos creer que se puede ganar una guerra nuclear. El segundo atributo frecuentemente más desaprobado, pero que lo era con mayor emoción, era la existencia de una brecha moral entre la gente amante de la paz y el gobierno agresivo de los EE.UU.

Un americano dijo «Ronald Reagan y Archie Bunker son hermanos». Otro dijo que el gobierno era de hecho el representante de la principal corriente de pensamiento americano y que es una respuesta al sostenido activismo político; citó como ejemplo el abandono del planeamiento en defensa civil. Un tercero dijo que cuando los americanos están en desacuerdo con el gobierno, no culpan al gobierno per se (sic), más bien entienden que está a cargo del gobierno el partido equivocado,

Los americanos sostienen su creencia básica en la democracia, si el gobierno es malo, las culpables son las personas.

Todos estos juicios están claramente limitados por el contexto en el que fueron recolectados. Los participantes del workshop no eran representantes de sus países, ni estaban balanceados en número. Tal vez los datos más importantes recogidos en el workshop fueron de naturaleza experiencial: a través del interrogatorio circular, la discusión de percepciones y supuestos peligrosos se realizó en una atmósfera caracterizada más por la curiosidad que por el antagonismo. El diálogo se desarrolló en un nivel más profundo del que es habitual en el intercambio entre ciudadanos, en un nivel en el cual los modos de pensamientos peligrosos e hirientes pueden ser dirigidos constructivamente.

* Publicado en el Center Review, publicación del Center for Psychological Studies in Nuclear Age. Traducido por Marcelo Ekman. 1493 Cambridge Street, Cambridge, Massachusetts 02139, USA.

** El Dr. Chasin es Presidente de la Junta de rectores del Center for Psycological Studies in the Nuclear AgeMargaret Herzig es la editora del Newsletter Center Review, del mencionado centro.

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