Editorial de Perspectivas Sistémicas Número 62

La nueva familia de siempre

«Lo que un padre dice y hace (o deja de hacer) a sus hijos, no lo oye ni se entera necesariamente el mundo pero seguramente será oido y vivido por la posteridad.»

La historia con su mirada más o menos benévola, miope, lúcida, controvertida, desapasionada o resentida, juzgará. O más bien mostrará a través de los actos de nuestra descendencia, mucho de lo que sembramos los adultos de hoy en cada surco, en cada joven de nuestros días. Las palabras que pronuncien, compasivas o condenatorias, dirán mucho de lo que recibieron, más allá de la posibilidad de cambio y la responsabilidad que le compete a cada ser humano cuando llega a la edad adulta (edad que dicho sea de paso, se «corrió», según un reciente artículo de un importante matutino argentino, de los 21 a los 25 años). 

Como testigo comprometido de mi época, me llama la atención que las denominadas «nuevas organizaciones familiares», familias ensambladas u hogares monoparentales ocupen tanto espacio en el quehacer práctico y teórico de la terapia familiar en detrimento de las organizaciones familiares conformadas por un matrimonio de primeras nupcias y su o sus hijo/as. La familia o pareja con estas características, muchas de las cuales me consulta, existe y persiste, requiere de ayuda y de apoyo tanto como las otras. Sufre de la desocupación, de la violencia, del stress y de los males que sufren las otras y también es blanco de fuertes ataques prejuiciosos emitidos sin ton ni son. Las familias que estoy describiendo como matrimonios y familias convencionales, también llamadas tradicionales, son muchas veces denostadas, vistas como una especie en extinción, tratadas de «aburridoa/as» palabra que hoy en día equivale a un grave insulto. A propósito de ello, hasta un presidente de la nación es juzgado por la capacidad de entretener o divertir a su audiencia. Ni hablemos de un maestro, de una profesora, de un guía espiritual. Naturalmente los padres y las madres además de ser «existosos» (¿qué querrá decir esta bendita expresión? ¿Estar en la tele? ), debemos ser divertidos. Lo cual no suena muy divertido que digamos. Parece una imposición. Una obligación más. Como la de ser delgado o joven. Lo cual con el transcurso del tiempo se vuelve cada vez más difícil. Algo así como ser flaco, joven y divertido toda la vida. Y después también.

En este nuevo portal, en esta ventana al mundo de la terapia familiar que pretende ser Perpectivas Sistémicas, delatamos sin tapujos la entronización del adolescente, el absurdo y gravoso lugar que se pretende adjudicarles a los que son cronológicamente muy jóvenes de verdad (más allá del espíritu jovial y todo eso). Una manera de no hacernos cargo, de mandar al frente como en las guerras, a los más jóvenes, de investirlos de una aura de salvadores de la humanidad, de mirarlos desde abajo como si se tratara de una nueva raza aria, pura y perfecta como en el magalomaníaco delirio nazi. En realidad los adolescentes más que nunca, necesitan adultos que los guíen emocionalmente, estructuras que los apoyen, estimulen y también los limiten cuando haga falta. 

Con un enfoque antropólogico y psicoteraéutico, esto último ilustrado por paradigmáticos ejemplos clínicos, dos científicos galos desandan la evolución del adolescente, destacando la importancia crucial de la función paterna para como ellos lo afirman en el final del artículo, evitar la barbarie y el caos.

Roberto Neuburguer revela los aspectos siniestros de muchas familias y las graves consecuencias que la violencia familiar, los lazos de complicidad y de ocultamiento de los abusos (lo tan mentados secretos familiares), acarrean en los más jóvenes, a lo largo de los años.

Bajando el telón de esta entrega, el Dr. Ceberio conversa con un especialista en terapias breves, el profesor Mark Beyenbach, actualizandonos en el tema y pensando en el futuro de la terapia centrada en las soluciones y de la psicoterapia en general.

Retomando mi reflexión de los párrafos iniciales, propongo que respetemos y nos ocupemos de todas las organizaciones familiares incluyendo a las nuevas familias de siempre.

Hasta la próxima lector/a,

Claudio Des Champs

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