Editorial de Perspectivas Sistémicas Número 73

Fe en el vínculo: «A Dios rogando…»

«Se necesitan límites para ir más lejos»

Tal vez en este momento muchos argentinos pertenecientes a diversos grupos etarios y a distintos sectores sociales, hayan perdido la fe en el vínculo. Por eso algunos van en busca de nuevos vínculos en otras geografías. Quizás también les esté pasando lo mismo a muchos seres humanos de este convulsionado planeta. Y a nosotros lector/ a ¿qué nos está pasando al respecto? Tal vez oscilamos entre la confianza y la desconfianza respecto a nuestros semejantes. Depende de quién estemos hablando. O por lo que estemos transitando y de como lo afrontamos. El problema es como el de esa persona que consulta al psiquiatra porque el hermano cree que es una gallina y entonces el doctor le dice: «pero hombre, ¡intérnelo ya!!. A lo cual el hombre contesta: «Imposible doctor, necesito los huevos». Parece que de hecho, como dice Woody Allen en uno de sus films, mantenemos las relaciones porque las necesitamos. 

Desde la escena política local ¿qué nos propone el candidato con mayor intención de voto de la Argentina (por cierto aún con un muy bajo porcentaje), el puntano Rodríguez Saa? Por lo pronto, ya prometió-o amenazó- hacer caducar todas las leyes durante los primeros seis meses de su mandato en su eventual gobierno. El poder, no corrompe, revela, decía Chesterton. O sea que quedaríamos durante ese lapso, sometidos a su voluntad sin límite alguno ( qué tentación para el argentino transgresor delictivo que catalizó la figura de Menem). Durante ese «período de gracia», el superpresidente realizaría todos los actos que nos beneficiarían tanto, esa revolución que ya se estaría produciendo. ¡Qué maravilla querido/ a lector/ a! Qué afortunados somos…si sobrevivimos, si sobrevive lo que resta de nuestra dignidad y de nuestros invalorables recursos humanos. ¿Este es el vínculo que nos proponen para remediar nuestros males: firmar un cheque en blanco durante medio año y acentuar nuestra anomia?. ¿Vamos a aceptar, una vez más, desligarnos de la responsabilidad colectiva sobre nuestro destino?. El estado del yo de semejante pasividad, sería el de un self que suspendió totalmente su incredulidad, su capacidad de pensar, una suerte de síndrome de Estocolmo y de indefensión adquirida juntos. Quizás la fe haya que ponerla en nosotros – a Dios rogando y con el mazo dando- y en los prójimos próximos. Manteniéndonos alertas, pensantes y activos. Armando redes solidarias cuestión de ir aumentando la fuerza y la eficacia de la acción (la independencia nueva de la que hablan algunos colegas en relación al desarrollo de aspectos resilientes). Y para variar, sería bueno que los candidatos presidenciales sean personas que acepten los límites que fija la Ley, esos que sirven para crecer sanamente, respetando al semejante y actuando con cierto consenso. 

En lo personal, mi fe está puesta por ejemplo, en este número que renueva con vos lector/ , el vínculo de mutua confianza. Para ello te propongo dos artículos sobre el amor de pareja, uno de Miguel Mihanovich y y el otro de Sergio Sinay, presentados por quién esto escribe en el mismo corazón del periódico. A continuación, un artículo del maestro Andolfi, sobre nuestra relación con el setting de la terapia familiar y la profunda fe del autor en nuestra especialidad. Y hablando de maestros, anunciamos la visita de uno muy querido, Carlos Sluzki y un impactante texto de su autoría, referido, nada menos, a la inoculación de la violencia en la mente de los niños o sea a la mistificación de la fe en el vínculo como el mismo lo dice: «solo lo hago por tu bien«. Ahí estaremos, el próximo10 de Octubre, todos aquellos que escucharemos al Dr. Sluzki con el gusto de siempre y quienes le brindaremos el mejor homenaje posible por su brillante trayectoria profesional y por su calidad humana. Renovemos la fe en los vínculos en encuentros de este tipo y mejor que no se vayan todos (que se vayan algunos en todo caso) y cuidado, si no votamos por nadie, ¿a quién hacemos cargo después?. Espero tu respuesta lector/ a. Hasta la próxima. 

Un abrazo,

Claudio Des Champs

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