La tarde de Nochebuena recibí la noticia de la muerte de un gran amigo, Luigi Onnis, con quien me unía un gran cariño y una relación muy cercana desde hace más de 20 años.
“Gigi” fue una de esas personas entrañables, sólido afectivamente, quien expresaba su afecto de manera espontánea y natural. Un ser respetuoso y positivo que miraba la vida como una celebración. Indefectiblemente de saco y corbata, recuerdo que en el año 2011, cuando con la Escuela Sistémica Argentina organizamos un gran evento en función del aniversario número 15, Onnis fue uno de nuestros invitados estrella. Post congreso, alquilamos una estancia en Chascomús y en una mañana soleada decidimos andar en bicicleta, Gigi con su chaqueta y su corbata, montó la dos ruedas y salió a andar por el bosque: verdaderamente un personaje!.
Pero más allá de estas anécdotas personales, él fue una de las grandes figuras de la Terapia familiar italiana, europea e internacional. Nacido en 1944 en Cagliari, se formó en psiquiatría de la mano de Franco Basaglia y Giovanni Jervis, por lo tanto, no solo quedó afincado en recursos técnicos y diagnósticos de la terapia sino ideológicos y sociales. Fue profesor de la prestigiosa Universidad de la Sapienza en Roma -ciudad en la que vivió- fundó y fue Director didáctico de IEFCOS (Istituto Europeo di Formazione e Consulenza Sistemica).
En reconocimiento a su trayectoria fue nombrado presidente honorario de la European Family Therapy Association, órgano que agrupa a todos los institutos de Terapia familiar de Europa. Onnis fue un verdadero militante y divulgador de sus conocimientos, teoría y práctica clínica: investigó en trastornos psicosomáticos, la drogadicción, los trastornos de alimentación. En este último trayecto de su vida encontró en la Neurociencia la posibilidad de desestructurar la tan mentada dicotomía cartesiana, uniendo psicoterapia y neurociencia, en cuyo último texto de su autoría y compilación asoció a autores como Stern y Gallese (el descubridor de la neuronas espejo) en amplio diálogo.
También fue un estratega y técnico en terapia familiar. Sus esculturas familiares pusieron el cuerpo en acto en las sesiones de psicoterapia, permitieron observar descarnadamente el síntoma como una metáfora contenida en el cuerpo del paciente psicosomático, indagar sobre el presente y las expectativas futuras como también los eventos pasados. También fue un prolífico escritor: 23 libros, uno de los cuales lo publicó en español la editorial Herder, “La palabra del cuerpo, psicosomática y perspectiva sistémica”, cuyo prólogo tuvimos P. Watzlawick y yo, el honor de escribir. Mas de 400 artículos, en revistas nacionales e internacionales, algunos de los cuales también tuve la oportunidad de ser su coautor.
El 27 de diciembre de 2015, el obituario del diario italiano “La Repubblica” lo describe como un ”Maestro en disolver las madejas mas enredadas” y fue descripto así por una de sus alumnas: “sabía hacer a las personas mejores seres humanos”. Otro maestro de la terapia familiar, Alfredo Canevaro, dijo: “Hemos perdido una persona una persona prudente, equilibrada, que siempre tenía una palabra positiva para sus colegas y alumnos, e imagino que también para sus pacientes. Sorridi in pace, Gigi!”
Si, sonríe en paz Maestro, todos los terapeutas sistémicos estamos de duelo y la mejor manera de retribuir tus enseñanzas es dentro de nuestro consultorio, con nuestros pacientes, con la investigación, con nuestros alumnos, y en la vida misma, tal cual nos enseñaste: con una visión positiva, ética y afectiva.
Dr. Marcelo Rodríguez Ceberio
Director Doctorado en Psicología. Universidad de Flores
Director Académico e Investigación. Escuela Sistémica Argentina
Director LINCS (Laboratorio de investigación en Neurociencias y Ciencias sociales) ESA-UFLO